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El verano acrecienta el calor y los accidentes. Accidentes como los golpes de calor que hay que prevenir con una buena hidratación y ahogamientos en piscinas o playas. Para prevenir este tipo de hechos podría ser clave una formación básica en primeros auxilios. Durante el año pasado se produjeron más de 300 ahogamientos no intencionados. Según los datos del estudio comparativo del Informe Nacional de Ahogamientos (INA) que elabora la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. El número de este tipo de accidentes es menor que en 2019.
El otro gran peligro del verano son los accidentes referentes al calor
Los conductores son los responsables de regular la temperatura del vehículo. La temperatura del calor es peligrosa si supera el límite de 35 a 40 grados. QuirónSalud ha asegurado que conducir bajo esas temperaturas es como haberse tomado cinco cervezas. Las consecuencias de ello es que los accidentes se producen con más frecuencia ya que, “el conductor deja de percibir entre el 15 y el 20 % de las señales de tráfico y sus errores se incrementan hasta en un 35 %”.
La enfermera alicantina Rosa María Piñeiro ha declarado que “el calor puede desencadenar una lipotimia o síncope, de origen vasovagal o por hipotensión ortostática, ya que las altas temperaturas provocan una vasodilatación periférica y alteran la distribución de sangre por todo nuestro organismo, esto acelera caer en una lipotimia, perder el conocimiento, dejar de respirar y una posible muerte vasovagal”. Por ello, la recomendación más repetida para prevenir este tipo de accidentes es comer sano e hidratarse varias veces al día. Además deberemos esperar para realizar ejercicio y no hacerlo a las horas en las que el sol tenga una mayor incidencia.
Es importante saber hacer la reanimación a los accidentados
Los médicos expertos han declarado que los primeros cinco minutos son vitales para la reanimación del individuo. Para realizar la reanimación posterior a los accidentes hay que ver si el enfermo es consciente de las señales verbales. Si contesta a las indicaciones verbales, "es señal inequívoca de que tiene pulso y respira". En caso contrario, "hay que pellizcar levemente en el hombro" para ver si responde con gestos o gruñidos al dolor. Para reaccionar, lo primordial es llamar lo antes posible al 112 (Emergencias).
Tenemos que ver si hay pulso y, en caso de no encontrarlo, hacer una reanimación cardio pulmonar (RCP). Si tuviéramos que iniciar una RCP, los expertos recomiendan a las personas que no están entrenadas en estas técnicas seguir la regla de '30 compresiones torácicas, 2 insuflaciones en la boca'. Hay que comprimir el pecho entre cinco y seis centímetros. Debemos comprimir el tórax entre 100 – 120 por minuto.
La maniobra debe prolongarse entre 15 – 20 minutos y nunca debemos rendirnos antes de los 40 minutos. El ahogado suele reanimarse de forma más lenta y resucita alargando el periodo de RCP. No nos podemos rendir antes de los 40 minutos". El nuevo algoritmo incluye también aplicar el desfibrilador en cuanto se tenga disponibilidad del mismo.
La Escala de Glasgow evalúa el nivel de conciencia
La Escala de Glasgow es una herramienta para medir el nivel de conciencia tras los accidentes. El valor más alto son 15 puntos, con lo que nuestro cuerpo se encuentra normal. Si está por debajo de 9 estamos ante un caso de gravedad y si estamos por debajo de 3, la persona se encuentra ante un coma profundo.
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