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Un invierno más cálido que la media y la falta de nieve son los signos del empeoramiento de las condiciones climáticas y de sequía en Afganistán, que ya sufre su peor sequía en 30 años, según han advertido cinco ONG internacionales.
El país ha tenido muy poca nieve en lo que va de invierno, lo que hace temer que continúe la escasez de agua tras tres años ininterrumpidos de sequía y que se agrave aún más la crisis humanitaria y de desarrollo de Afganistán, señalaron Acción contra el Hambre, International Medical Corps, Islamic Relief Worldwide, Save the Children International y World Vision International.
Afganistán apenas experimentó precipitaciones, lo que vuelve a la población vulnerable
Entre el 1 de octubre de 2023 y el 15 de enero de 2024, Afganistán sólo experimentó entre el 45 % y el 60 % de las precipitaciones medias en comparación con años anteriores. Los expertos también predicen que es muy probable que se den condiciones de temperatura superiores a la media entre febrero y abril de 2024.
Los niños y niñas y las familias vulnerables que dependen de la agricultura de subsistencia se verán muy afectados si no aumenta la lluvia y la nieve. Afganistán es uno de los lugares más vulnerables del mundo a los efectos de la crisis climática y actualmente sufre su peor sequía en 30 años. Unas 25 de las 34 provincias sufren condiciones de sequía grave o catastrófica, que afecta a más de la mitad de sus 40 millones de habitantes.
Los menores y las embarazadas no tendrán una alimentación correcta
Según estimaciones internacionales, 7,8 millones de niños y niñas de Afganistán llegarán a 2024 sin alimentos suficientes. Si las condiciones de sequía se prolongan hasta 2024, la vida de la infancia seguirá en peligro, ya que las cosechas podrían perderse una vez más y el impacto del cambio climático, agravarse. La falta de lluvias está creando las condiciones perfectas para que se produzcan brotes de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, y está exacerbando la pobreza a medida que las familias huyen de las aldeas que han quedado secas y estériles.
Razia, de 38 años y madre de cuatro hijos, explica que, "tenemos mucha menos producción agrícola en los últimos años. El día que mi marido encuentra trabajo gana 250-300 afganis (unos 3-4 dólares), pero apenas trabaja uno o dos días a la semana. La situación era mejor en el pasado. En este pueblo había producción agrícola y había trabajo para los jornaleros".
Además, cuatro millones de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y niños y niñas menores de cinco años sufren actualmente desnutrición aguda. Esto incluye a 3,2 millones de niños y niñas, de los cuales unos 875.000 sufren desnutrición aguda grave y 2,3 millones desnutrición aguda moderada, según el informe de la Integrated Food Security Phase Classification.
El hambre da lugar a graves problemas de salud
Cuando la infancia pasa hambre, es vulnerable a graves problemas de salud, como la desnutrición y el debilitamiento del sistema inmunitario. El hambre también puede tener efectos duraderos en el desarrollo físico y cognitivo y afectar psicológicamente. La sequía también está contribuyendo a que los niños y niñas no vayan a la escuela, ya que a menudo se ven obligados a ir a buscar agua para sus hogares desde lugares cada vez más lejanos.
La comunidad internacional debe actuar financiando íntegramente el plan de respuesta humanitaria para evitar que más niños, niñas y familias se vean empujados de la crisis a la catástrofe. El impacto de los terremotos de octubre ha agravado los efectos a largo plazo de la sequía y está contribuyendo a que la provincia de Herat caiga en una situación de inseguridad alimentaria de "emergencia" (IPC4).
En 2023, sólo el 45 % de las necesidades totales de respuesta humanitaria fueron financiadas por los donantes. Sin una inyección urgente de fondos durante el invierno, millones de habitantes de Afganistán seguirán sufriendo.
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