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La guerra civil en Siria, que comenzó en 2011 con un levantamiento contra el presidente Bachar al Asad, sigue sin resolverse. A pesar de un alto el fuego en 2020, el conflicto ha continuado. El 27 de noviembre de 2024, tras una tregua en Líbano, un grupo de rebeldes apoyados por Turquía, liderados por la Organización para la Liberación del Levante, tomó Alepo. El Ejército sirio no ofreció mucha resistencia y se retiró para esperar refuerzos. La lucha entre el régimen y los rebeldes sigue siendo intensa.
La guerra de Siria, un régimen duradero
La guerra civil en Siria, que comenzó en 2011 tras un levantamiento contra el presidente Bachar al Asad, sigue sin cesar. A pesar de un alto el fuego en 2020, los combates continúan con alta intensidad. El 27 de noviembre de 2024, una coalición de rebeldes apoyados por Turquía tomó Alepo, una de las ciudades más importantes del país, con poca resistencia del ejército sirio, que se retiró a esperar refuerzos.
Este avance rebelde es el mayor golpe al régimen de Al Asad en años, pues el gobierno había controlado Alepo desde 2016. En respuesta, Damasco está preparando una contraofensiva con apoyo de Rusia, Irán y milicias chiíes iraquíes para frenar el avance de los rebeldes hacia otras áreas clave, como Hama. Las tensiones siguen elevándose con constantes bombardeos y enfrentamientos.
Irán junto al régimen de Al Asad
El avance de los rebeldes sobre Alepo ha sorprendido a muchos, aprovechando la distracción y debilidad de actores clave en el conflicto sirio, especialmente por los recientes ataques israelíes en Líbano. Esto ha generado los enfrentamientos más intensos desde el alto el fuego de 2020, que había traído algo de calma al norte de Siria.
Mientras Irán, que apoya al régimen de Al Asad, se ve afectado por los ataques israelíes, milicias iraquíes respaldadas por Teherán han cruzado a Siria para luchar contra los rebeldes. Hezbolá también ha sufrido pérdidas debido a los bombardeos israelíes en Alepo.
Por su parte, Rusia, principal aliado de Al Asad, está más centrada en la guerra en Ucrania, lo que ha permitido que Turquía aproveche la situación. El país de Erdogan ha reforzado su presencia en Siria, especialmente en el noreste, buscando eliminar a los grupos kurdos que representan una amenaza para sus fronteras.
El conflicto sirio ha dejado al país dividido en varias zonas controladas
El gobierno de Bachar al Asad, apoyado por Rusia e Irán, controla gran parte del territorio, incluyendo la capital Damasco y áreas del centro y sur del país. Por otro lado, los rebeldes, principalmente los islamistas de Hayat Tahrir al Sham, han tomado importantes regiones del noroeste, como Alepo y parte de Hama. Este grupo, antes vinculado a Al Qaeda, controla la provincia de Idlib, donde estableció un "gobierno de salvación".
Además de ellos, existen otros grupos insurgentes, como el Ejército Nacional respaldado por Turquía y las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por kurdos, que tienen el apoyo de Estados Unidos y controlan zonas del este de Siria.
El papel de las potencias extranjeras es clave. Estados Unidos, aunque apoya a varios grupos en el terreno, mantiene a unos 900 soldados en el este de Siria, pero se cuida de no involucrarse directamente en los enfrentamientos de Alepo, lo que deja al régimen de Asad enfrentando presiones tanto internas como internacionales. Por su parte, Israel controla los Altos del Golán, una región estratégica disputada desde la guerra de 1967.
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