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Las enfermedades mentales pueden causar síntomas peculiares al afectar áreas integrales de la persona, como la percepción de la realidad. Un ejemplo paradigmático son las alucinaciones, que llevan a quienes las experimentan a "sentir" estímulos que no son reales.
Uno de estos casos es el síndrome de Ekbom, una forma de alucinación táctil en la que la persona afectada tiene la sensación de que insectos caminan debajo de su piel. Este síndrome combina elementos de alucinaciones y delirios, y también se conoce como delirio de parasitosis o parasitosis delirante.
Enfermedades mentales: el síndrome de Ekbom, síntomas de alucinación
Las enfermedades mentales pueden tener síntomas sorprendentes debido a su impacto en diferentes áreas de la persona, como la percepción de la realidad. Un ejemplo común son las alucinaciones, en las cuales las personas experimentan estímulos que no existen en la realidad.
Un caso peculiar es el síndrome de Ekbom, también conocido como delirio de parasitosis o parasitosis delirante. En este síndrome, las personas tienen la sensación de que hay insectos caminando debajo de su piel, lo cual es una forma de alucinación táctil.
Es importante distinguir entre las alucinaciones y los delirios en los trastornos psicóticos, como la esquizofrenia. Mientras que las alucinaciones implican percepciones sin estímulos reales, los delirios son creencias erróneas y alejadas de la realidad, incluso cuando hay evidencia en contra.
En el caso del síndrome de Ekbom, a menudo se combinan elementos de ambas manifestaciones, resultando una experiencia compleja para quienes lo padecen. Las alucinaciones y los delirios son fenómenos que suelen ser mal comprendidos y estigmatizados en la sociedad.
Para brindar un apoyo adecuado a las personas que experimentan estos síntomas, es fundamental comprender sus características y diferenciarlos correctamente, especialmente en el contexto de trastornos psicóticos.
¿Qué es la parasitosis delirante?
La parasitosis delirante se define como la creencia errónea de tener el cuerpo infestado por parásitos. Esta condición está acompañada de sensaciones de picazón, movimiento e intensidad que parecen muy reales para la persona afectada. Puede llevar a cabo comportamientos como la automutilación o la aplicación de productos tóxicos.
Es importante destacar que la parasitosis delirante no es un trastorno en sí mismo, sino que a menudo se presenta en conjunto con otros trastornos como la hipocondría (trastorno de ansiedad por enfermedad), esquizofrenia, depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, abuso de drogas como la cocaína o metanfetamina, o síndrome de abstinencia de sustancias como el alcohol.
La esquizofrenia, en particular, puede producir alteraciones en la percepción de la realidad, lo que puede contribuir al desarrollo de la parasitosis delirante. Se han encontrado circuitos cerebrales "desconectados" en el cerebro de las personas con esquizofrenia, lo que puede influir en la forma en que interpretan la información sensorial y dan lugar a experiencias delirantes.
La importancia de un buen diagnóstico hacia el paciente
El diagnóstico de la parasitosis delirante se realiza principalmente mediante evaluación clínica, teniendo en cuenta los síntomas fisiológicos derivados de las conductas autolesivas causadas por el síndrome (picazón, llagas, heridas), el informe subjetivo del paciente y los antecedentes de enfermedad mental o consumo de sustancias.
El enfoque principal del tratamiento se centra en abordar el componente psiquiátrico de la afección, aunque también pueden requerirse medidas adicionales para tratar las lesiones causadas por las conductas autolesivas. Por lo general, se establece una colaboración entre un dermatólogo especializado en trastornos de la piel, un psiquiatra y un psicoterapeuta.
El objetivo del tratamiento ante las alucinaciones y otras enfermedades similares es reducir los síntomas delirantes y aliviar el malestar del paciente. Esto puede lograrse a través de terapia cognitivo-conductual, terapia de apoyo, educación sobre la enfermedad y el fomento de estrategias de afrontamiento saludable.
Es fundamental seguir el plan de tratamiento recomendado por los profesionales de la salud mental y dermatología, y mantener una comunicación abierta con el equipo médico para monitorear el progreso y realizar los ajustes según sea necesario.
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