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La irrupción de la inteligencia artificial (IA) está suponiendo una verdadera revolución en múltiples ámbitos de la vida cotidiana y por supuesto también en el sector educativo. Es una herramienta que, si se utiliza de manera correcta y ética, puede tener un potencial inmenso a la hora de transformar las experiencias de enseñanza y aprendizaje.
El uso de la IA como herramienta de soporte al aprendizaje en el aula no es algo nuevo. En The British School of Barcelona (BSB), donde siguen un programa de ciudadanía digital muy desarrollado, llevan varios años utilizando plataformas educativas basadas en esta tecnología de forma controlada y productiva. Es el caso de Century Tech, por ejemplo, que utiliza la inteligencia artificial para adecuar los contenidos a las diferentes necesidades y ritmos de aprendizaje de cada estudiante, ofreciendo así un modelo de enseñanza inclusivo, que permite obtener elevados niveles de rendimiento académico.
Aun así, el auge actual de numerosas herramientas de IA de acceso libre ya sea para la generación de contenidos como para la creación de imágenes, análisis de datos, o automatización de tareas, entre muchas otras funciones, suscita varias cuestiones prácticas que requieren un debate profundo. En este sentido, desde The British School of Barcelona, destacan la importancia de formar a los jóvenes sobre la importancia de considerar la Inteligencia Artificial como una herramienta de soporte o ayuda en el proceso de aprendizaje.
¿Cómo hacer un uso responsable y ético de la IA para fomentar el aprendizaje?
Desde BSB enfatizan el valor del trabajo y del estudio personal en el proceso de aprendizaje, y la importancia de preservar la autenticidad del trabajo del estudiante y de que sea un reflejo de su propio esfuerzo y creatividad. En este sentido, Kovac y Strafford ofrecen varias recomendaciones a los estudiantes que deseen hacer uso de la IA como herramienta de estudio y no de plagio:
- Que nunca sustituya el trabajo personal de aplicar el pensamiento crítico y la creatividad propios.
- Que se utilice para generar esquemas para redactar un texto, pero no para producir el escrito en sí, y mucho menos copiarlo y pegarlo.
- Que se use para revisar la ortografía, la gramática o la puntuación, con el objetivo de que el propio alumno entienda cuáles son sus faltas puntuales y que pueda corregirlas y ser capaz de detectarlas en el futuro: “es decir, como herramienta de autorevisión, no de corrección”, aclaran.
- Que se utilice para generar lluvias de ideas, como podría hacerse con Google o las enciclopedias online, de forma que tengan suficiente material para analizar y tomar decisiones.
- Que se utilice para sugerir un calendario de estudio que les ayude a aprender a autoorganizarse.
- Que permita minimizar el miedo a la página en blanco de forma que el alumno tenga un punto de partida sobre el que trabajar y hacer así un uso más provechoso de su tiempo.
- Que se use para pedir consejo sobre cómo mejorar una respuesta previamente elaborada con el objetivo de detectar errores y áreas de mejora sobre las que el propio alumno pueda incidir.
- Que se utilice como herramienta de práctica para mejorar la comprensión lectora o aprender vocabulario.
- Que se emplee para generar tareas sencillas de repaso y estudio de una lección o examen.
¿Qué aspectos de la IA pueden afectar negativamente el resultado?
La principal consecuencia de un uso inapropiado de la IA en el ámbito del aprendizaje es la falta de originalidad del contenido generado. BSB destaca otros riesgos derivados:
- Falta de validación y fiabilidad, ya que las respuestas generadas por la IA pueden no ser precisas, ofrecer información sesgada e incluso llegar a ser erróneas.
- Exceso de confianza: se suele sobreestimar las capacidades de la IA, creyendo que es más inteligente y beneficiosa de lo que realmente es. Hay que tener precaución con las respuestas generadas, pedir las fuentes para la respuesta proporcionada y contrastarlas con fuentes de información fiables, ya que en ocasiones la respuesta o la cita puede ser inventada (o falsa).
- Propiedad intelectual: es éticamente correcto utilizar contenido que proporciona la IA siempre y cuando se haga referencia a la plataforma y al autor que ha generado la información. Por el contrario, el uso inadecuado de la inteligencia artificial puede suponer el plagio y, como consecuencia, no respetar los principios de integridad académica.
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