El sueño, clave para la reparación del cuerpo y la mente

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
18/04/2025 - 11:00
Jóvenes durmiendo

Lectura fácil

Científicos destacan la importancia del sueño como un proceso biológico fundamental para la reparación del organismo. Durante este estado de reposo, el cuerpo activa mecanismos que favorecen la recuperación de distintos tejidos, incluido el cerebro.

Lo más sorprendente, según los expertos, es que dormir no es un proceso estático. A lo largo de la noche, el cuerpo y la mente atraviesan diferentes ciclos con fases específicas de actividad, lo que permite un descanso óptimo y una mejor función cognitiva. Investigaciones continúan revelando la complejidad de este fenómeno, subrayando su impacto en la salud y el bienestar.

La función de las células durante el sueño

Gracias a estos ciclos, el cerebro activa la función de células especiales conocidas como células de la glía, cuya tarea es nutrir y resguardar a las neuronas. Sin embargo, esta no es su única labor, ya que también eliminan los desechos generados por la actividad neuronal. Este proceso de limpieza asegura que el cerebro pueda operar de manera óptima al día siguiente y, además, facilita la conexión entre las neuronas a través de estructuras llamadas sinapsis neuronales.

Si no se duerme adecuadamente, este proceso no se completa de manera óptima, lo que puede generar molestias como migrañas y sensación de confusión mental. Además, dificulta la consolidación de los recuerdos y afecta la capacidad de aprendizaje, ya que la información no se fija correctamente en la memoria. Este aprendizaje no se limita únicamente a conocimientos académicos. Estudios realizados en atletas de alto rendimiento han demostrado que el sueño influye en la memoria muscular, clave para la coordinación y el perfeccionamiento de habilidades técnicas.

Las fases del sueño

Durante una noche normal de aproximadamente 8 horas, el sueño transcurre en 4 a 6 ciclos completos, cada uno compuesto por distintas fases. Actualmente, se reconocen cuatro fases, agrupadas en dos categorías principales.

El primer grupo corresponde a la fase no-REM, caracterizada por la ausencia de movimientos oculares y conformada por tres de las cuatro fases.

  • Fase N1 o de transición: Es el estado de sueño más ligero, en el que aún pueden presentarse ensoñaciones y los sentidos permanecen alerta ante posibles amenazas.
  • Fase N2: Aquí los sueños se vuelven más estables y profundos, con una disminución en la actividad neuronal.
  • Fase N3: Es la etapa de los sueños más profundos, marcada por la presencia de ondas cerebrales más lentas.

Cuando concluyen las fases no-REM, da inicio la fase REM, durante la cual se puede notar el característico movimiento rápido de los ojos. Este movimiento, que es controlado por el cerebro, se debe a la actividad neuronal residual, ya que en ese momento el cerebro está experimentando los sueños más intensos y vívidos.

Sin embargo, estudios recientes han revelado que la fase N3, justo antes de la fase REM, es la más crucial para la formación y consolidación de los recuerdos.

Donde nacen los recuerdos

Para asegurar que se formen recuerdos, es esencial alcanzar al menos la fase N3 del sueño. Esta fase comienza una hora después de pasar por la fase N1, aunque el tiempo puede variar según la persona. Durante la fase N3, que dura entre 15 y 25 minutos, se activan áreas del cerebro relacionadas con las sensaciones, el movimiento y las emociones. Estas áreas crean nuevas conexiones entre las neuronas, permitiendo la comunicación de neurotransmisores. Estas conexiones, llamadas engramas, son las que almacenan los recuerdos, formándose y cambiando con el tiempo, como se ha observado en estudios con ratones.

Añadir nuevo comentario