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Cerca de 1.000 millones de niños a nivel mundial se encuentran en un “riesgo extremadamente alto” debido a los efectos devastadores del cambio climático. Esta alarmante cifra fue revelada por Unicef resaltando la urgente necesidad de actuar y proteger a las futuras generaciones de los desastres naturales cada vez más frecuentes y severos.
El contexto del riesgo climático
Unicef destaca que casi la mitad de la población infantil global vive en 33 países clasificados como de “riesgo extremadamente alto” en relación con los desastres climáticos. Entre 2015 y 2021, más de 500.000 escuelas sufrieron daños o fueron destruidas por estos eventos climáticos. En el año 2022, el impacto de inundaciones en países como Chad, Gambia, Pakistán y Bangladés fue el más grave en tres décadas, afectando a millones de niños que se vieron forzados a abandonar sus hogares y escuelas.
António Guterres, secretario general de la ONU, ha enfatizado que los desastres naturales provocan un efecto devastador en las comunidades, las economías y, sobre todo, en los niños. En su mensaje, Guterres subrayó que “las repercusiones de la muerte, la destrucción y el desplazamiento son inimaginables”, agregando que los desastres se ven exacerbados por la crisis climática, haciéndolos más frecuentes e intensos.
La vulnerabilidad de los niños ante desastres
El impacto del cambio climático se siente de manera desproporcionada entre la infancia. Guterres señala que, si bien nadie está a salvo de estos fenómenos, los niños son especialmente vulnerables. Las inundaciones devastadoras han alcanzado cifras récord, y después de un desastre, los niños enfrentan graves consecuencias que incluyen la interrupción de su educación, problemas de nutrición y dificultades para acceder a la atención médica.
Para abordar esta crisis, Guterres insta a todos los países a implementar medidas que reduzcan los riesgos para la infancia, lo que incluye garantizar sistemas de alerta temprana que cubran múltiples peligros y construir escuelas resistentes a desastres.
Según Naciones Unidas, aproximadamente 400 millones de estudiantes en todo el mundo experimentaron cierres de escuelas debido al clima extremo desde el año 2022. Para mitigar los impactos del cambio climático, se estima que una inversión única de 18,51 dólares por niño podría ser suficiente.
En los países de bajos ingresos, el cambio climático afecta de manera más severa la educación, con un promedio de 18 días escolares perdidos al año, en comparación con apenas 2,4 días en las naciones más ricas. Esto pone de manifiesto la necesidad urgente de inversiones en infraestructuras y programas que apoyen a las comunidades más vulnerables.
Así las cosas, nos gustaría dejar constancia de que el cambio climático es una amenaza inminente que pone en peligro el futuro de millones de niños en todo el mundo. A medida que enfrentamos desastres cada vez más frecuentes y severos, es crucial que se implementen políticas efectivas y se realicen inversiones que protejan a las generaciones futuras. Proteger a los niños es proteger el futuro del planeta, y debemos actuar de inmediato para crear un entorno más resiliente.
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