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Todos somos conscientes de la gama de colores que podemos encontrar a diario. En nuestra ropa, en el hogar, en diferentes complementos, incluso en la naturaleza. Pero hay algo que debes saber con el color rosa.
Desde un punto de vista más técnico y especializado, todos ellos y cada variante, dan forma al espector de la luz visible, pero hay un caso en el que se podría decir que no existe.
Si, como lo estás leyendo, el intervalo de la luz no contempla ese determinado color, por lo que ya hemos planteado el dilema de si realmente existe no.
Ondas electromagnéticas y color rosa, ¿qué ocurre?
Los colores surgen de las ondas electromagnéticas que forman la luz visible, y la luz que procede del sol, conocida como luz blanca, es la combinación de todos esos colores juntos.
Imagina unas ondas, que se mueven de forma conjunta, cada uno con una frecuencia y una longitud diferente, que al unirse con el resto, genera ese color blanco.
Pero, si se da la separación de la luz blanca, según las longitudes de onda de dichos fotones, como ocurre cuando se forma el arco iris, surge el abanico de colores tan característico, pero, ¿y el color rosa donde queda?.
Pues bien, la luz solar choca con diferente objetos, por lo que algunos de los fotones que nombramos quedan absorbidos, mientras que los demás se reflejan.
Y todo depende de el tipo de objeto con el que chocan, pues eso determinará cuáles se perderán y cuáles se reflejarán, además de los átomos que formen y la estructura interna del objeto.
Pero seguimos sin saber qué ocurre con el color rosa, y es que esto necesita de una explicación así de técnica. Cuando se da el choque de la luz con los objetos, los fotones que finalmente se reflejan, son lo que llegarán a nuestro ojos y nuestro cerebro, por lo que este lo identificará como un color en función de la longitud y onda que tenga y la frecuencia de movimiento.
En el caso de una pelota roja, esta absorberá todos los colores menos el rojo, porque es el que se refleja y el que, a consecuencia, veamos nosotros.
Y nada... del color rosa nada... pero no seamos impaciente, y sigamos entendiendo como vemos el colorido del mundo. Y es que en realidad los fotones que componen las ondas electromagnéticas se mueven en frecuencias muy amplias. Tanto es así, que lo que tiene que ver con los colores es una parte muy pequeña, y es que el especto que vemos solo ocupa una franja mínima.
Es decir, lo que queda fuera de dicha franja, las ondas no visibles por los ojos humanos, tiene que ver con los conocidos rayos cósmicos, rayos X, infrarrojos o microondas.
Ahora sí, el porque de la ausencia de esta tonalidad
Puede que te hayas fijado, o no, que en el especto visible, el color rosa es un gran ausente, y es que las ondas electromagnéticas no cuentan con esta tonalidad.
El color rosa no cuenta con ninguna longitud de onda asociada, por lo que no deberíamos ni siquiera verlo, pero, ¿entonces por qué si lo visualizamos? Porque lo captamos como una combinación del rojo y azul puro que realizan nuestros ojos.
Lo fascinante de poder ver el color rosa, que no existe en la naturaleza, es que podemos verlo porque las frecuencias límite del espectro quedan reflejadas de forma conjunta, absorbiendo las centrales y dejando que nuestro ojos y nuestro cerebro realicen esta combinación, siendo capaces de crear un color nuevo.
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