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Si en cualquier enfermedad hacer un diagnóstico precoz es vital para los intereses sanitarios del paciente, la enfermedad de Parkinson no es una excepción. La principal razón es que cuando la enfermedad ya ha dado muestra de sus primeras consecuencias a través de temblores o lentitud de movimientos, ya se ha perdido un gran número de neuronas.
El origen de la causa de eliminación de dichas neuronas es aún desconocido, tan solo se sabe que la edad es un gran factor de riesgo para su desarrollo. Y, aunque existen casos diagnosticados asociados a un factor genético, estos representan una minoría según los expertos. El desarrollo de la enfermedad de Parkinson en los más jóvenes, lo más genérico.
La enfermedad de Parkinson en España
Cada año, unas 10.000 personas son diagnosticadas de la enfermedad de Parkinson en España. Se trata del trastorno neurodegenerativo motor más frecuente en la población. Actualmente, entre 120.000 y 150.000 personas padecen esta enfermedad en nuestro país y, según la Sociedad Española de Neurología, el número de enfermos podría verse duplicado en los próximos años.
Hoy, en el Día Mundial del Parkinson, múltiples asociaciones e instituciones que tratan con la enfermedad diariamente están intentando concienciar a la población de sus verdaderos síntomas, causas y consecuencias. Más allá de los conocidos temblores, existen otras reacciones que pueden ayudar a que el paciente sea diagnosticado a tiempo.
¿Qué hay más allá de los temblores?
Una de las claves para mejorar la calidad de vida de aquellas personas que padecen la enfermedad de Parkinson es que, aunque todos asociemos dicha enfermedad con los temblores, estos no se dan en todos los pacientes. No es que no sea el único síntoma que presentan aquellas personas que padecen la enfermedad, sino que en ocasiones el enfermo no presenta esta consecuencia.
"La enfermedad de Parkinson se acompaña de multitud de síntomas no motores, que de hecho pueden resultar mucho más incapacitantes para los pacientes. Por eso es tan importante prestarles atención", señala Andrea Horta-Barba, profesora colaboradora del máster universitario de Neuropsicología de la UOC.
Se refiere, entre otros, al importante impacto cognitivo y conductual que tiene la enfermedad. Entre el 20 y el 30 % de los pacientes en estados iniciales presenta deterioro cognitivo leve. Se trata de un factor de riesgo independiente para el posterior avance de la demencia. Lo que se ha comprobado es que la probabilidad de desarrollar demencia es más alta cuantos más años de enfermedad lleve el paciente: Algunos estudios indican que hasta el 80 % de los pacientes desarrolla demencia tras veinte años de evolución.
Dificultades de atención y alteración de la memoria
Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos al deterioro cognitivo? ¿Cómo se manifiesta? Según los expertos, aunque existe mucha heterogeneidad en cuanto al deterioro cognitivo relacionado con la enfermedad, los trabajos científicos describen principalmente dos grandes perfiles de disfunción cognitiva.
Uno de ellos está caracterizado por alteraciones en las que destacan dificultades atencionales, de solución de problemas o de planificación. Respecto al otro perfil de deterioro cognitivo, se acompaña de alteraciones en campos como la memoria o las habilidades visuoespaciales, y este se asocia a mayor probabilidad de progresión hacia la demencia.
Detectar cualquiera de estas señales es fundamental, ya que, aunque en la actualidad no existen tratamientos farmacológicos que puedan combatir la presencia de alteración cognitiva, sí se puede intentar paliar a través de tratamientos de estimulación cognitiva y el seguimiento de un estilo de vida activo y saludable.
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