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Otro año que estamos a punto de acabar, y uno nuevo que vamos a comenzar, pero hay algo que tenemos siempre pendiente de resolver, y eso son los propósitos y proyectos que nos marcamos cada 1 de enero.
Son fechas que marcan el fin de un ciclo, y el momento de volver a empezar. Y es una tradición el comenzar el nuevo año dejando atrás costumbres y hábitos que no nos hacen felices.
Lamentablemente, estos conocidos propósitos se quedan en planes que no se llegan a realizar, por lo que hay que trabajar para que podamos tener buena salud mental y física, y hacerlos realidad por nuestro bienestar.
Llega la hora de desempolvar los viejos propósitos de Año Nuevo
Una encuesta por OnePoll dice que dos de cada tres personas nunca ha conseguido cumplir sus propósitos de año nuevo, y es que tendemos a dejarnos llevar por la rutina, manteniendo nuestras conductas y hábitos, que en algunas personas llega a generar frustración.
Pero, gracias a Miguel Navarro, fundador y principal formador de Productividad Feroz, la plataforma online en la que se imparten cursos en directo sobre hábitos y formas de mejorar la productividad, ha diseñado 10 pasos con los cuales estos propósitos no se quedarán sólo en una intención, sino que también ayudarán a aumentar la fuerza de voluntad:
- Las preguntas: El cambio de hábitos parte de cómo utilizamos nuestro cerebro y, una forma diferente de hacerlo, es haciéndonos mejores preguntas. Las preguntas ayudan a enfocar lo necesario para que el cerebro empiece a pensar, a innovar e incluso crear de manera distinta.
- La incomodidad: Es imprescindible acostumbrarse a gestionar y a trabajar de forma cómoda en la incomodidad, aunque parezca una paradoja. La calidad de vida depende de la cantidad de incomodidad o incertidumbre que se puedan asumir de forma cómoda.
- La regla de los 5 segundos: Esta regla la creó Mel Robbins y consiste en que cuando exista pereza por realizar una tarea, hay que imaginar en la mente una cuenta atrás (5, 4, 3, 2, 1…), porque el cerebro está programado para ponerse en funcionamiento después de esto.
- La regla de los 5 minutos: Siempre que se inicia un cambio de hábitos, es preferible realizar la tarea a diario durante 5 minutos para generar adherencia. Empezar un nuevo hábito con pequeñas dosis de tiempo y después prolongarlo ayuda a que tanto el cuerpo como la mente se acostumbren de forma gradual.
- ¿Qué haría mi yo ideal? Es muy positivo preguntarse ante estas diferentes situaciones y retos cómo actuaría ese “yo ideal”, ya que incluso puede ayudar a tomar decisiones más difíciles o complejas, y a enfocar los propósitos del nuevo año.
- Límite 24 horas: Por cada meta a alcanzar, es necesario comprometerse a realizar una pequeña acción en las próximas 24 horas.
- La acumulación: Cuando se quiera incorporar un nuevo hábito, la manera más sencilla es acumularlo antes o después de una costumbre que ya se tenga. Al ir ligado con otra costumbre, de forma inconsciente será mucho más fácil de incorporar en la rutina diaria.
- El registro de hábitos: ¿A quién no le produce cierto placer tachar una tarea de “Lista de Cosas Pendientes”? Este paso está muy relacionado. La satisfacción conseguida al realizar este pequeño hábito provocará más compromiso para seguir repitiéndolo. Equivale a una recompensa.
- Busca socio o un aliado: Encontrar una persona del entorno personal que quiera iniciar el mismo hábito va a generar un vínculo muy potente. Las dos personas tendrán que ayudarse para poder cumplirlo con consistencia y fortaleza. Esto generará un doble compromiso, con la persona aliada y con uno mismo.
- Mejor mal hecho que perfecto, pero sin hacer: Es preferible realizar una acción mal que no hacerlo. Por ejemplo, si un propósito es empezar a ir al gimnasio, es mejor ir y estar 20 minutos que no ir en absoluto. Esos 20 minutos se pueden convertir en una hora con el tiempo.
Cumplir los propósitos y llevar a cabo ese cambio de hábitos puede parecer un mundo, pero gracias a consejos sencillos y útiles podemos hacerlos realidad.
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