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La contaminación lumínica producida por luces artificiales nocturnas aumentó en el planeta al menos un 49 % entre 1992 y 2017, según lo observado vía satélite, aunque se trata de una estimación conservadora, ya que las emisiones globales de radiación procedente de lámparas, farolas y otras fuentes de luz podrían suponer un aumento de un 270 % y un 400 %.
Así se explica en un nuevo estudio publicado en 'Remote sensing' y en el que participaron investigadores de España y Reino Unido, entre ellos Alejandro Sánchez de Miguel, de la Oficina de Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) e investigador también del Instituto de Física de Partículas y del Cosmos (Iparcos) de la Universidad Complutense de Madrid.
La contaminación lumínica está asociada con un mayor riesgo de padecer cáncer
"La preocupación por la contaminación lumínica surgió en el ámbito astronómico, por la pérdida de calidad del cielo, pero vamos conociendo cada vez mejor sus consecuencias, más allá del evidente derroche energético", apunta en declaraciones recogidas por Servimedia Sánchez de Miguel, también investigador del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Exeter (Reino Unido).
Sánchez de Miguel añade que "hay estudios que muestran una asociación entre niveles elevados de exposición a luz azul durante la noche y un mayor riesgo de padecer cáncer de mama y de próstata, y también se relaciona la contaminación lumínica con problemas en los ecosistemas, como la desaparición masiva de poblaciones de insectos", recoge Ser
El estudio, que examinó las emisiones de luz de 1992 a 2017, destaca el impacto oculto de la transición a la tecnología de diodos emisores de luz (LED) de estado sólido. Los LED emiten más luz azul que las tecnologías de lámparas anteriores, pero los sensores satelitales son ciegos a la luz azul y, por lo tanto, subestiman el nivel de emisiones.
El aumento de contaminación lumínica podría ser hasta del 400 %
El trabajo solo incluye datos de satélites, muy limitados para la detección de la luz azul (la más contaminante), de modo que el aumento real puede ascender a un 270 % a nivel global. "Nuestro estudio muestra que el problema es mucho más grave de lo que creíamos y que podríamos hablar de un aumento que puede alcanzar un 270 % a nivel mundial y un 400 % en algunas regiones", destaca Sánchez de Miguel.
Los investigadores indican que el aumento de la iluminación nocturna, y por tanto de la contaminación lumínica, ha ocasionado que la mitad de Europa y una cuarta parte de América del Norte sufran una "pérdida de la noche" generalizada, con la consiguiente modificación de los ciclos día y noche.
Administraciones, ciudadanos y empresas deberían revisar su consumo eléctrico con el fin de ahorrar energía y reducir la contaminación lumínica. Además, preocupa especialmente que esta luz esté asociada con enfermedades como el cáncer de mama y de próstata, lo que debería movilizar a la comunidad científica para demandar los medios posibles con el fin de que estos estudios tengan el mayor impacto en la sociedad y en las agendas de los gobiernos bajo el objetivo de aumentar la investigación y recabar financiación.
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