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La 27ª Conferencia de las Partes (COP27) de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se celebra entre el 6 y el 18 de noviembre en Egipto en un contexto marcado por la prevalencia de eventos climáticos extremos en todo el mundo, la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania y el consenso científico de que el Acuerdo de París será difícilmente alcanzable si seguimos con el ritmo actual de emisiones.
Tras la cumbre del año pasado en Glasgow, los distintos países acordaron llegar a compromisos concretos para dar respuesta a la crisis climática y actualizar sus planes nacionales de mitigación y adaptación con medidas más ambiciosas y ajustadas a la escala del problema. Sin embargo, solo 23 de 193 países han actualizado sus planes.
¿Qué es una COP?
Según National Geographic, las COP, cuyas siglas en inglés se traducen como Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Clima, se celebran anualmente con el objetivo de analizar la situación medioambiental del planeta y tomar decisiones concretas contra el calentamiento global.
Este 2022 se celebrará la vigésimo séptima edición, la COP27, siendo la primera la que tuvo lugar en Berlín en 1995.
¿Qué retos tiene la COP27 de este año?
La presidencia de la COP27 espera que esta cumbre sirva para “pasar de las negociaciones a la planificación de la aplicación de las promesas y compromisos realizados”.
Además, se espera que la conferencia sirva para alcanzar importantes acuerdos en materia de financiación internacional para la lucha contra el cambio climático. Se prevé una intensa negociación sobre los pagos conocidos como “de pérdidas y daños”. Estos pagos serían una medida de compensación a los países en vías de desarrollo, quienes más sufren los desastres derivados del cambio climático, por parte de los países ricos, los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
En términos generales, el propósito de la COP27 es alcanzar los objetivos climáticos acordados en el marco del Acuerdo de París (que se realizó en la COP21 de París en 2015) y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que fue adoptada en Nueva York en 1992 (entrando en vigor en 1994) y que ha sido ratificada por 197 Estados y la Unión Europea.
El principal objetivo del Acuerdo de París es mantener la temperatura del planeta por debajo de los 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales. El de la CMNUCC es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero "a un nivel que impida interferencias antropógenas (inducidas por el hombre) peligrosas en el sistema climático".
Pero la cumbre del COP27 tiene también sus propios objetivos, como resolver muchas de las tareas pendientes de la COP26, celebrada en Glasgow, que concluyó con pocos acuerdos importantes, como en el tema de cómo afrontar las ayudas a los países más pobres, que son también lo más afectados por la crisis climática.
Los temas de las mesas redondas de líderes que se llevarán a cabo en noviembre incluirían el desarrollo de hidrógeno verde, agua y seguridad alimentaria, lograr una transición energética justa hacia las energías renovables y las comunidades vulnerables.
Relación entre la COP27 y la Agenda 2030
Tal como recuerdan Enrique Andivia y Sonia Quiroga, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, el 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales de 193 países definieron la agenda 2030, conformada por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) interrelacionados entre sí y que suponen un llamamiento de la Organización de las Naciones Unidas para transformar nuestro mundo hacia la prosperidad global de las personas y del planeta. Con este ambicioso objetivo como telón de fondo, es más que evidente que el cambio climático juega un papel fundamental en todos los ODS, lo que hace imposible abordar la agenda 2030 sin combatir de manera decidida la crisis climática. Como ejemplo, recientes trabajos científicos que cuantifican el enorme impacto del cambio climático en la salud y bienestar humano (objetivo 3).
La COP27 tiene como reto adoptar medidas más ambiciosas para hacer frente a la emergencia climática, alineándose de manera directa con el objetivo 13 (“Acción por el clima”). El éxito de estas medidas no será posible sin una aceleración hacia una “energía limpia” (objetivo 7), unas “ciudades sostenibles” (objetivo 11) y, sobre todo, una “producción y consumo sostenible” (objetivo 12).
Por otro lado, cabe destacar que el cambio climático no afecta por igual a todos los países siendo los impactos más negativos en países en vías de desarrollo. Incluso dentro de una misma ciudad los efectos negativos de, por ejemplo, las olas de calor varían en función del nivel socioeconómico de las personas. Es por ello por lo que la consecución de otros objetivos como el “fin de la pobreza” (objetivo 1) o la “reducción de las desigualdades” (objetivo 10) son una quimera sin una lucha decidida y eficaz contra el cambio climático, lo que implica una financiación justa entre países.
Por lo tanto, la relación entre la COP27 y la Agenda 2030 es clave para comprender que el desarrollo global, o será sostenible desde el punto de vista climático o simplemente no será posible.
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