Los corales en el Mediterráneo están altamente amenazados

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
15/05/2020 - 08:00
Corales amarillos en el Mar Mediterráneo

Lectura fácil

Más de 200 especies de corales viven bajo el Mar Mediterráneo. Esto se encuentran luchando contra el cambio climático y un mar que es sobre explotado por la pesca.

Afortunadamente existen investigadores que se encargar de intentar salvar la vida de estos corales que viven en zonas profundas, a partir de los 150 ó 200 metros.

El caso es que no les es fácil, pues se encuentran con la poca colaboración por parte de los gobierno de esas zonas. Localizar los corales, cosa que no es sencilla, y mientras combatir la pesca de arrastre supone una carrera contrarreloj y con muchas dificultades para los científicos.

Los corales del Mediterráneo se enfrentan a la pesca de arrastre y al cambio climático

Pilar Marín, científica marina de la ONG Oceana, cuenta que una vez que se localizan los asentamientos de esta especie, los países tendrían que acotar zonas de protección.

De esa forma se evitaría que la pesca destructiva y otras actividades que atentan con la vida submarina ponga en peligro los ecosistemas formados por los corales.

Este grupo de investigadores logró en 2017 que 22 miembros del Convenio de Barcelona para la Protección del Medio Marino y de la Región Costera del Mediterráneo incluyeran en la lista de especies en peligro de extinción a estos corales de profundidad:

  • El coral amarillo
  • Coral cresta de gallo
  • El candelabro
  • Coral bambú
Coral Bambú. Foto National Geographic
Coral Bambú. Foto National Geographic

Durante el mismo año se localizó en las islas Baleares, entre Ibiza y Formentera, un bosque de coral bambú, que se encontraba en peligro crítico de extinción, a más de 400 metros de profundidad.

Ese bosque más otro que existe en las islas Eolias de Italia son los mejor conservados que se han localizado de momento en el Mediterráneo. Los expertos estiman que la población del coral de Bambú ha disminuido un 80% en cien años.

El caso es que el Convenio de Barcelona no tiene competencias en pesca, y por eso, los países deberían de tomar medidas de protección, "pero a día de hoy, continúan sin hacer nada" relataba la científica Pilar Marín.

Naciones Unidas insta a que se cierren las zonas con especies para proteger los ecosistemas

En noviembre de 2019 la ONG Oceana consiguió que la Comisión General de Pesca del Mediterráneo acordase adoptar un marco regulatorio para preservar los delicados ecosistemas que forman los corales.

Aún así, tal y como comentaba la científica Marín, y a pesar de haber dado un paso importante "no es todavía vinculante y tampoco se han establecido qué actuaciones se van a llevar a cabo".

A la espera de que lleguen las protecciones, los corales siguen expuestos a las grandes redes de la pesca de arrastre, las cuales barren el fondo marino, destruyendo colonias con varios siglos en muy poco tiempo.

Por otro lado la turbidez del agua causada por los sedimentos en suspensión que provoca esta forma de captura no selectiva puede enterrarlos.

Además, otras formas de pesca como redes fijas, palangres o nasas pueden provocar daños al soltarse y quedar enganchadas en los corales.

Covadonga Orejas, científica del Instituto Español de Oceanografía en Baleares (IEO) y especialista en corales también señala a los intereses comerciales.

Pues estas actividades acaban siendo un problema a la hora de conservar estos ecosistemas. La experta pone como ejemplo el caso del coral rojo, que se utiliza en joyería.

Las especies que se explotan comercialmente sin la suficiente protección acaban desapareciendo, a pesar del gran trabajo los científicos no han conseguido blindar de manera efectiva.

La recuperación de estas especies es muy complicada

Además de soportar la actividad del ser humano, los corales se enfrentan a los efectos del cambio climático, con el aumento de las temperaturas y la acidificación de los océanos debido a que absorben más CO2 del que pueden.

Estos dos factores influyen en la capacidad de esta especie para absorber el carbonato que necesitan pare crecer, lo que llega a matarlos a largo plazo.

Que este hábitat marino desaparezca, supone que una gran variedad de organismos, incluidas especies de pesca, pierdan las estructuras en las que se refugian.

Por otro lado, la recuperación de los corales es muy complicada ya que cuentan con un lento crecimiento. Solamente crecen unos pocos milímetros al año.

Coral Cresta de Gallo. Foto ONG Oceana
Coral Cresta de Gallo. Foto ONG Oceana

Además este desarrollo es especialmente lento en aquellos que cuentan con un esqueleto calcáreo o tienen formas masivas (un tipo de flora muy frondosa) o arbustivas (en rama).

Cabe destacar, que estas especies hacen la misma función que los árboles en la tierra. Sus estructuras con un espacio como en tres dimensiones que crean hogares para el resto de la fauna marina.

Por eso los investigadores comentan que aunque la gente viva de la pesca, deben de ser responsables y tener en cuenta que si dañan estos ecosistemas, acabarán por exterminar los recursos.

"En un bosque sin árboles, no habrá fauna, porque los animales están donde encuentran refugio, donde pueden construirse sus casas", argumentaba Convadonga Orejas.

A pesar de todos los problemas los corales cuentan con un gran aliado, pues los científicos continúan empeñados en convencer a todas las autoridades para que perciban la importancia de proteger estos ecosistemas.

Añadir nuevo comentario