Los cruceros fluviales: una perspectiva diferente y única de ver el turismo

Disfrutar a plenitud de los paisajes, y los destinos turísticos en general, es la meta de todo viajero, un propósito que se puede conseguir cuando se realiza un crucero fluvial. Sin duda, esta es una experiencia que vale la pena vivir, porque permite adentrarse de una forma más cercana en diversos sitios, a través de un viaje cómodo y muy agradable.

A la hora de viajar, muchos turistas prefieren ambientes tranquilos y relajados, donde sea posible sumergirse en paisajes hermosos y en lugares de riqueza cultural. Los cruceros fluviales se han convertido en una opción muy popular para quienes buscan una manera de hacer turismo más interesante, privada y menos concurrida.

Los cruceros fluviales son viajes turísticos por ríos y vías fluviales. A diferencia de los cruceros tradicionales, estos barcos son más pequeños y bajos, albergan una menor cantidad de pasajeros y la entrada es más económica. Sin embargo, la experiencia vivida es completamente diferente.

Es posible visitar varios destinos muy interesantes mediante crucero fluvial, pasando bajo puentes y acercándose a las orillas de los ríos, para así disfrutar de perspectivas únicas y exclusivas de cada ciudad. Es común, además, que se realicen desembarcos en los puertos para ofrecer experiencias terrestres a los pasajeros, haciéndoles conocer puntos culturales e históricos de interés, además de viajes por la naturaleza y buena comida autóctona de la localidad visitada.

Los mejores destinos para embarcarse en crucero fluvial

Uno de los destinos más populares para visitar por crucero fluvial son los canales de Camarga, un sistema fluvial que atraviesa el pintoresco sur de Francia. Es posible deleitarse con los bellos flamencos rosados y caballos blancos, los que decoran los paisajes naturales de la región. Es posible, además, visitar ciudades históricas como Saint-Gilles y Aigues-Mortes.

Es recomendable, también, el viaje hacia la zona asiática del río Mekong. Los cruceros fluviales suelen realizar viajes entre el canal de Camboya y Vietnam, realizando paradas en las aldeas y en los interesantes mercados flotantes para conocer un poco más sobre la vida rural del sudeste asiático. Es una experiencia muy interesante para aquellos que desean observar una cultura y forma de vivir más tranquila, acercada a lo natural.

El Amazonas, una zona icónica de América del Sur, también puede visitarse en un crucero fluvial. Es un destino tropical, con selvas y vida silvestre de lo más variopinta, siendo perfecto para aquellos que desean adentrarse en rincones remotos del planeta. Además, permite conocer de primera mano las comunidades indígenas de la región, y su interesante cultura.

Finalmente, no se puede dejar de mencionar al río Nilo como un lugar interesante para viajar mediante crucero fluvial. Embarcarse en este río significa adentrarse en un mundo antiguo, lleno de templos y tumbas egipcias que darán a conocer las formas de vida de hace miles de años. Claro está, los paisajes areniscos complementan la experiencia.

Ventajas de los viajes en crucero fluvial

La principal razón por la que los cruceros fluviales han atraído a tantos turistas es por la experiencia íntima y privada que ofrecen. Las excursiones son preparadas con un énfasis en la relajación, pues sus espacios pequeños y el número de pasajeros reducidos se prestan para ello. La navegación sobre el río es tranquila, evitando que se sienta ajetreo y bulla, y permitiendo que los turistas puedan descansar y compartir entre ellos en calma.

Además, las rutas en aguas profundas son más cortas y el crucero casi siempre se encontrará a la vista de la orilla. Esto evita mareos e incomodidades, además de eliminar la monotonía. Es una opción recomendable para aquellos que no desean pasar días sin ver tierra, y prefieren excursiones más cortas y entretenidas.

Lo mejor de un crucero fluvial, sin duda alguna, es la perspectiva única que ofrece a la hora de observar los paisajes. Son vistas panorámicas con grandes ventanales, los cuales permiten sumergirse a fondo en la belleza de la naturaleza o en la elegancia de la arquitectura, dependiendo del destino que se esté visitando. Es, sin duda alguna, una experiencia hermosa y enriquecedora.