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Muchas veces nos preguntamos de dónde proceden exactamente los síntomas del ictus, si están relacionados con la pérdida de memoria, la ansiedad, el olvido… Pues bien, un estudio publicado en “Neurology” ha demostrado que tener síntomas de depresión puede relacionarse con la posterior aparición de un ictus.
Para ello, los investigadores realizaron un estudio continuo a base de encuestas.
Las personas que desarrollaron un ictus tenían síntomas de depresión graves
En la actualidad son muchas las personas que han sufrido un ictus a lo largo de su vida. Este problema de salud se ha convertido en el miedo de muchos pacientes que ya notan algún que otro síntoma relacionado con dicha enfermedad. Sin embargo, aún existen personas que se preguntan el por qué de la aparición de un ictus.
En este caso, un estudio publicado en la edición online de “Neurology” ha señalado que la aparición de un ictus puede relacionarse con síntomas de la depresión. Los investigadores han comprobado que, en las personas que desarrollaron un ictus, los síntomas comenzaron antes y empeoraron tras su aparición.
Y sí, este comportamiento es un problema común y existente hoy en día, pero nunca nos hemos parado a pensar si podría estar relacionada con enfermedades de este calibre. Hasta ahora.
Según afirma la autora del estudio, la doctora Maria Blöchl, “la depresión es uno de los problemas más acuciantes en las personas que han sufrido ictus y es tan común que se denomina depresión post-ictus”.
Un estudio con más de diez mil participantes durante 12 años
Para realizar dicho estudio, los investigadores analizaron a un total de 10.797 adultos con una edad media de 65 años y sin ningún tipo de antecedentes de ictus. El seguimiento se realizó durante 12 años. En este tiempo, 425 personas sufrieron un ictus. Durante el proceso se les hizo una encuesta para saber si habían experimentado o no síntomas de depresión en la última semana, como, por ejemplo, sentirse solo, triste o deprimido.
En los resultados, los investigadores descubrieron que, seis años antes del ictus, las personas que sí habían sufrido un ictus alguna vez y las que no lo sufrieron, tenían puntuaciones muy similares. Sin embargo, dos años antes del ictus, las puntuaciones empezaron a aumentar por lo que el grado de depresión también era distinto. El 29 % de los encuestados que iban a sufrir un ictus cumplían con todos los criterios relacionados con la ansiedad.
Los médicos deben vigilar los síntomas a largo plazo
Los investigadores comprobaron que las cifras eran casi las mismas seis años después del ictus, lo que sugiere que el aumento de los síntomas antes del ictus es, en su mayoría, cambios sutiles y no siempre clínicamente detectables. Sin embargo, hasta el menor cambio de ánimo puede ser una señal peligrosa.
Por eso, el estudio subraya la importancia de los médicos a la hora de vigilar los síntomas de ansiedad y cambios de comportamiento a largo plazo en las personas que ya haya sufrido un ictus, con el objetivo claro de poder evitar un fatal desenlace.
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