El estudio científico ANIBES, monitoriza desde 2013 los datos antropométricos, la ingesta de macronutrientes y micronutrientes, y los hábitos de vida de los españoles. Este determinó que constituyen un 17% de lo que consumimos: un 7,3% de azúcares añadidos y un 9,6 de intrínsecos.
La miel no es más sana que cualquier otro azúcar
Basta por ejemplo con tomar la fruta entera en lugar de triturada o saber que la miel no es más sana que cualquier otro azúcar por muy natural que sea.
Los azúcares añadidos son otro problema, que entronca con el de los productos procesados y ultra-procesados, que ocupan gran parte de los estantes de los supermercados.
A nadie se le escapa que la bollería y los refrescos -exceptuando los zero- son bombas de azúcar nocivo, pero ¿quien hubiera sospechado del chorizo? ¿Y de un bote de fabada en conserva?
Los azúcares añadidos aparecen en el 86% de los productos cárnicos tales como el bacon, las salchichas envasadas... y sí, el chorizo. Los encontraremos en las etiquetas camuflados bajo el nombre de sucrosa, dextrosa, lactosa y glucosa, y jarabe de dextrosa.
La ventaja del aspartamo, la sucralosa, la sacarina o la stevia es que, como su nombre indica, carecen de calorías, y son interesantes para los productores como alternativas para alcanzar los límites calóricos de las nuevas normativas de Sanidad y Consumo. Pero no hay evidencias de que sean más sanos.
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