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Con la electricidad y los precios, nunca se sabe. Así se comporta un mercado impredecible, con altibajos y cambios bruscos, donde las energías renovables, como la eólica y la fotovoltaica, que representan el 40 % de la producción, van ganando protagonismo. La meteorología dicta el compás: mucha lluvia, viento favorable y días soleados hacen que, durante la primavera, España tenga la electricidad más barata de Europa, con un precio medio de 37 euros por megavatio hora (MWh) en los primeros cuatro meses, la mitad de la media europea. Además, el país ya ha superado el 50 % de generación "verde". Sin embargo, cuando llega el verano, todo cambia.
Con menos viento, la producción eólica se reduce y el agua pasa a ser tan valiosa como el gas, que vuelve a impulsar las turbinas de las centrales de ciclo combinado a un precio elevado. Así, lo que era un escenario ideal se transforma en uno de los países con la electricidad más cara durante los meses estivales, con precios en el mercado mayorista que superan los 90 euros MWh; aunque no tan altos como en 2022, tras el inicio de la guerra en Ucrania, siguen siendo motivo de preocupación.
La preocupación por los precios de la electricidad
Según los analistas de Grupo ASE, el precio diario del mercado mayorista español cerró en agosto en 91,05 euros MWh, un 25,9 % más alto que en julio (72,31 euros por MWh), aunque todavía un 5,2 % más bajo que hace un año gracias a la generación solar fotovoltaica.
Si se atiende a lo más cercano en el tiempo, el repunte veraniego de los precios se debió a una suma de factores. Iberdrola enumera varios: las altas temperaturas, el repunte de la demanda —en parte por el turismo en un año que apunta a récord de 95 millones de visitantes— y la subida del gas en un contexto geopolítico complicado.
La principal clave está en el funcionamiento del mercado mayorista eléctrico
La presidencia española de la UE intentó cambiar el modelo energético y, en enero de 2023, propuso una reforma integral del mercado energético de la UE para reducir permanentemente el impacto del gas en las facturas eléctricas, así como establecer un precio regulado para la energía nuclear e hidráulica.
La ministra Teresa Ribera lo intentó, pero no tuvo éxito en su propuesta. Sin embargo, junto a Portugal, logró que la Comisión Europea aprobara en 2022 la excepción ibérica, que limitaba el precio del gas utilizado para generar electricidad, impulsado por la guerra en Ucrania. Esta medida, que estuvo vigente hasta diciembre de 2023, junto con la reducción del IVA de la luz del 21 % al 10 %, fueron importantes para frenar el impacto de los altos precios de la energía.
Según Morales, “con el modelo actual, el mercado es como una lotería”. ¿Quiénes sufren más estos cambios? Principalmente, los clientes domésticos y las microempresas que están bajo la tarifa regulada (PVPC), que afecta a quienes tienen contratos de suministro de baja tensión. Esta tarifa fue revisada en enero, y ahora el 75 % depende del precio diario en el mercado mayorista, mientras que el 25 % restante está vinculado al mercado de futuros mensual, trimestral y anual. Los 8,6 millones de usuarios acogidos a esta tarifa —el 17 % del total, según la CNMC— disfrutaron de precios más bajos en primavera, pero pagaron más en verano. Los clientes con contratos a precio fijo no sienten los cambios inmediatamente, aunque si el mercado presenta anomalías, estas terminan afectando a sus contratos.
¿Podremos hacer frente a los precios de la electricidad?
Las empresas del sector son optimistas. Según fuentes de Endesa, aunque con cautela, los modelos sugieren que para el año 2025, los precios podrían ser algo inferiores a los que muestran los mercados de futuros, situándose alrededor de los 75 euros. La clave está en la meteorología. Un otoño e invierno secos podrían hacer que los precios aumenten, mientras que un final de año lluvioso —con los embalses hidroeléctricos al 70 % de su capacidad, 30 puntos por encima del nivel de agua para el consumo— podría reducir los precios de manera significativa. La situación dependerá de las condiciones meteorológicas, ya que el modelo vigente se mantiene.
Recientemente, la Comisión Europea ha aprobado la Directiva (UE) 2024/1711 y el Reglamento (UE) 2024/1747 sobre la regulación del mercado eléctrico. Estas normas continúan con el sistema actual de fijación de precios y los pagos por capacidad a las instalaciones no utilizadas, lo que implica que, según el experto en modelos energéticos Javier García Breva, los consumidores podrían enfrentar dificultades en futuras crisis. García Breva, en su informe "La Naturaleza del Pacto Verde Europeo", argumenta que sin una reforma del mercado, incluso el rápido avance de las energías renovables promovido por la directiva no será suficiente para asegurar precios asequibles durante crisis energéticas.
A pesar de esto, el progreso hacia la energía verde es imparable. García Breva concluye que el desarrollo de las energías renovables, la eficiencia energética y los recursos distribuidos transformará el mercado actual, independientemente de las directivas europeas. Solo es cuestión de tiempo.
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