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La nueva ley del medicamento permitirá a las enfermeras prescribir más fármacos: un cambio histórico en el sistema sanitario

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22/04/2025 - 07:38
Las enfermeras reivindican poder recetar medicamentos

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El Ministerio de Sanidad está dando un paso firme hacia una reforma largamente esperada en el ámbito sanitario: permitir a las enfermeras prescribir un abanico más amplio de medicamentos. Esta medida, incluida en el anteproyecto de la nueva ley del medicamento aprobado recientemente en el Consejo de Ministros, responde a una reivindicación histórica del colectivo de enfermería y busca adaptar la legislación a la realidad de su formación y competencias actuales.

Un nuevo marco normativo en camino para las enfermeras

La propuesta contempla una modificación sustancial del decreto que regula actualmente la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios por parte del personal de enfermería. Según el anteproyecto, esta reforma deberá completarse en el plazo de un año desde la entrada en vigor de la nueva ley. El objetivo es equiparar a las enfermeras con otros profesionales sanitarios como podólogos y odontólogos, quienes ya cuentan con la capacidad legal de prescribir medicamentos en su ámbito de actuación.

Además, se prevé extender esta capacidad a otras profesiones como los fisioterapeutas, siempre dentro de sus competencias profesionales, lo que marcaría un cambio significativo en el modelo asistencial vigente en España.

Lucía García, portavoz de la Federación de Sanidad y Sectores Sanitarios de CCOO (FSS-CCOO), resalta que el margen actual de actuación de las enfermeras en materia de prescripción es muy limitado. “En realidad, solo podemos prescribir productos que cualquier ciudadano puede adquirir libremente en una farmacia”, señala. Según García, esta situación convierte a estas profesionales en meras transmisoras de indicaciones médicas, a pesar de contar con la formación adecuada para ir más allá.

Actualmente, existen protocolos y guías que permiten a las enfermeras indicar tratamientos básicos, como terapias contra el tabaquismo o analgésicos tópicos. Sin embargo, cualquier actuación más compleja requiere de la autorización de un médico, lo que limita su autonomía y genera cuellos de botella en la atención sanitaria.

Formación universitaria, funciones anticuadas

El desfase entre la formación de este sector, que desde hace décadas es universitaria, y las funciones que la ley les permite desempeñar ha sido una fuente constante de frustración en el sector. “Tenemos competencias que datan de 1973 y que ya no reflejan la realidad de nuestra preparación ni de nuestro trabajo diario”, denuncia García.

La portavoz de SATSE, Paloma Repila, coincide: “Nuestra formación en farmacología está avalada por créditos académicos específicos, igual que la de otros profesionales que ya prescriben”. Considera que esta reforma no pretende romper la jerarquía médica, sino reconocer la autonomía en contextos concretos donde las enfermeras tienen un papel protagonista.

Uno de los principales beneficios de esta medida sería la descongestión del sistema sanitario, especialmente en Atención Primaria y en hospitales. Al permitir que las enfermeras puedan recetar ciertos tratamientos sin tener que recurrir al médico para cada paso, se agilizaría el proceso asistencial y se optimizarían los recursos disponibles.

García lo ejemplifica con claridad: “Muchas veces seguimos algoritmos clínicos dictados por los médicos. Si pudiéramos tomar decisiones directamente dentro de nuestras competencias, todo sería más rápido y eficaz”. Además, esto permitiría que los médicos se centren en casos más complejos, mejorando así la calidad global del servicio.

Controversias y resistencias

A pesar del entusiasmo del colectivo enfermero, la propuesta ha despertado ciertas críticas dentro del ámbito médico. Organizaciones como el Foro de la Profesión Médica y SEMERGEN han expresado su preocupación por una posible merma en la seguridad del paciente y por la alteración del modelo actual de atención sanitaria.

García responde tajante: “No queremos sustituir a nadie, sino trabajar en equipo. Esta reforma nos permitiría asumir responsabilidades que ya estamos en condiciones de afrontar, en beneficio de todo el sistema”.

Repila pone como ejemplo los cuidados de heridas en centros de salud. “Cuando una persona necesita una pomada antibiótica para una úlcera, la enfermera que ha valorado la herida no puede recetarla sin pasar por un médico que ni ha visto al paciente. Es absurdo”, afirma.

La capacidad de prescripción en escenarios como este no solo optimizaría tiempos, sino que también daría coherencia a la atención recibida, reconociendo la especialización y experiencia.

Un avance con cautela

Aunque el sector celebra el avance, ambas portavoces coinciden en mantener la prudencia. El anteproyecto apenas inicia un camino que deberá concretarse en futuras normativas específicas. “La voluntad política parece estar, pero lo importante es que no quede solo en el papel”, advierte García.

En definitiva, la futura ley representa un paso hacia la modernización del rol enfermero en España. Un reconocimiento que lleva décadas en espera, y que, de materializarse completamente, podría transformar el funcionamiento del sistema de salud tal como lo conocemos.

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