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El peso de la llamada España vaciada en lo relativo a la economía, sociedad y el panorama laboral nacional, se diluye a medida que ha ido perdiendo población en el último siglo. Así lo advierte el informe 'La despoblación de la España interior' de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas).
Funcas ha detectado que 23 provincias han perdido en 70 años la mitad de su peso demográfico, económico y laboral.
- Castilla y León (Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora)
- Aragón (Huesca, Teruel y Zaragoza)
- Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara)
- Extremadura (Badajoz y Cáceres)
- Galicia (Lugo y Orense)
- Andalucía (Córdoba y Jaén)
- La Rioja
Todas ellas cumplen dos criterios: haber perdido población entre 1950 y 2019 y tener un densidad por debajo de la media nacional.
En 1990 la España vaciada generaba el 26,7 % del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 33,5 % del empleo total
Ahora estos lugares acogen el 18,1 % de la población, producen el 16,1 % del VAB y aportan el 17 % del empleo.
Según Funcas, existen hasta tres grupos de provincias que caracterizan las diferencias demográficas y económicas dentro de la España vaciada: "una España despoblada que decrece, una España despoblada que se estanca y una España despoblada que remonta".
En este contexto, las políticas destinadas a aumentar la cohesión territorial deberían tener en cuenta la diferente naturaleza de los problemas de cada uno de los grupos, habida cuenta de sus distintas condiciones demográficas y económicas.
La mecanización de la agricultura, la industrialización y la urbanización provocaron, a partir de los años 50, intensos movimientos migratorios desde las zonas rurales a las grandes ciudades.
El informe 'La despoblación de la España interior', editado por Funcas, analiza el fenómeno de la despoblación en España acotando su dimensión temporal y geográfica, así como sus vínculos con los factores económicos que lo determinan y el mismo detecta además que la España despoblada "no es un todo uniforme".
La pérdida de población se concentró entre los jóvenes y en general entre las personas en edad de trabajar
Esto acarreó un envejecimiento de la pirámide demográfica de los que permanecieron y, a la larga, un crecimiento vegetativo negativo.
Asturias también ha perdido población desde 1950, pero su densidad actual -excluyendo su capital y las ciudades de más de 50.000 habitantes- supera a la media nacional.
En paralelo, provincias con menor densidad de población que la media han tenido un crecimiento demográfico desde 1950 son Álava, Almería, Navarra, Huelva, Lleida y Toledo.
Otros territorios dentro de las demás provincias no incluidas en esta relación cumplirían también los dos criterios para formar parte de la España despoblada, pero el análisis se ha realizado exclusivamente tomando datos agregados por provincias.
La tasa de crecimiento medio anual acumulativo del PIB desde 1950 ha sido casi un punto porcentual inferior a la media nacional en Soria, Ávila, Cuenca, Zamora, Palencia, Segovia y Ourense, y más de medio punto inferior en Salamanca, León, Lugo, Badajoz, Huesca, Teruel y Ciudad Real.
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