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El trabajo en el campo es uno de los menos llamativos para la gente joven, sin embargo, es el que se encuentra ante una imperiosa necesidad de relevo generacional, sobre todo en puestos de dirección. Según el último informe sobre censo agrario del Instituto Nacional de Estadística (INE), la media de los jefes de explotación agraria está situada en los 61 años. En cifras de 2020, menos del 1 % de las personas que dirigen el negocio agrario en España tenía menos de 25 años. Esto quiere decir que de las casi 914.800 personas que se encuentran administrando el trabajo en el campo, solo 4.460 son jóvenes.
Una situación que resulta especialmente alarmante para España, ya que la explotación agraria conforma una gran parte del sector primario económico y su supervivencia es vital. La superficie agraria en el país supone más de 23 millones de hectáreas, cerca de la mitad de todo el territorio. Un relevo generacional no solo supone mantener estas explotaciones en activo, sino que también son el impulso para su modernización tecnológica y hacia modelos más sostenibles.
El remarcado envejecimiento en la explotación agraria
Para Eva Marín, presidenta de ASAJA Joven, la situación del envejecimiento en términos laborales de la explotación agraria se debe principalmente a dos realidades: el coste de la tierra y la baja rentabilidad de la misma, señala para el diario El País. En 2020 el precio de la hectárea de terreno se situaba de media en los 13.000, lo que posicionaba a España entre los 10 países más caros dentro de la Unión Europea para adquirir un terreno de explotación.
A esto se le suma la dificultad que muchas veces tienen los jóvenes para acceder a esas cantidades de dinero, ya de ahorros o prestamos bancarios, según Marín. Los beneficios que se pueden llegar a percibir tampoco funcionan como especial aliciente. Desde datos del Ministerio de Agricultura, en 2021 las rentas de la explotación agraria se estancaron, mostrando apenas un incremento del 0,1 %.
La jubilación, otro escollo para el relevo generacional
Pero no solo es el precio de la tierra o los beneficios bajos lo que frena el relevo generacional en el campo, también lo es la escasa jubilación en el sector. Eso se ve especialmente reflejado en los datos recogidos por el INE que contabilizan que el 41,3 % de los jefes de explotación agraria son mayores de 65 años, la edad media de jubilación, y que solo el 4 % son menores de 34 años. También lo hacen los últimos datos del Ministerio de Agricultura, que señalan que el 91 % de las subvenciones directas las reciben personas de más de 40 años, de estas 38,1 % se encuentran en edad de jubilación.
Sin embargo, esta no es una novedad. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ya presentaba una estimación en 2019 sobre que, en las próximas décadas, 6 de cada 10 agricultores tendrían que jubilarse. Por tanto, la incorporación de nuevos trabajadores en el sector de la explotación agraria tendría que ser de 20.000 personas anualmente, unas cifras que actualmente no llegan ni a la mitad.
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