21/10/2024 - 15:30
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La desigualdad de género agrava la inseguridad alimentaria, afectando especialmente a mujeres y niñas. Según el Global Hunger Index 2024, la discriminación y la violencia de género limitan su acceso a recursos esenciales como alimentos y tierras. El estudio, que analiza la pobreza en 127 países, revela que 43 de ellos enfrentan niveles alarmantes de hambre, con Somalia, Yemen y Chad como los más afectados.
La desigualdad de género empeora la inseguridad alimentaria
La desigualdad de género es un factor crítico que agrava la inseguridad alimentaria y el hambre, afectando en particular a mujeres y niñas. De acuerdo con el Global Hunger Index 2024, la violencia y la discriminación de género dificultan su acceso a recursos vitales como alimentos y tierras.
Un análisis de la pobreza en 127 países revela que 43 enfrentan niveles alarmantes de hambre. Entre los más afectados se encuentran Somalia, Yemen y Chad. Por otro lado, regiones como Gaza y Sudán han sufrido crisis alimentarias debido a conflictos prolongados, mientras que en Haití y la República Democrática del Congo, la violencia, el cambio climático y la inestabilidad política han contribuido a un deterioro de la situación alimentaria.
Los niveles de hambre crecen en todo el mundo
Actualmente, la puntuación mundial de pobreza se sitúa en 18.3, solo un leve descenso respecto al 18.8 de 2016. Según Alberto Casado, director de Incidencia de Ayuda en Acción, "al ritmo actual, el mundo no alcanzará niveles bajos de hambre hasta el año 2160, lo que implica un retraso de 130 años en comparación con los compromisos internacionales".
A nivel global, se estima que 733 millones de personas padecen subalimentación crónica, según datos de la ONU. Para ilustrar esta realidad, el diario Público ha conversado con Maritza Noemy Flores, una mujer de El Salvador que, tras recibir apoyo para emprender un cultivo de hortalizas hace cinco años, ha logrado mejorar su calidad de vida.
El cambio climático impacta en las desigualdades de las mujeres
El cambio climático impacta de manera desproporcionada a las mujeres, exacerbando las desigualdades existentes, entre ellas el hambre. Las inversiones agrícolas deben enfocarse en mitigar el cambio climático y fomentar la adaptación de género a nivel local.
Eventos climáticos extremos, como olas de calor e inundaciones, amplían la brecha entre las personas en situación de pobreza y aquellas que no lo están, así como entre los hogares liderados por hombres y mujeres.
Las agricultoras a menudo carecen de información adecuada sobre prácticas agrícolas y del capital necesario para recuperarse de crisis, lo que les impone cargas de trabajo adicionales, como desplazarse mayores distancias para conseguir agua.
El Global Hunger Index 2024 propone soluciones que incluyen garantizar el derecho a una alimentación adecuada, involucrar a las mujeres en la formulación de políticas alimentarias y aumentar las inversiones para promover la justicia de género, climática y alimentaria. El hambre y las desigualdades tienen que acabar.
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