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En 2015, un parto fallido en el hospital privado Rosaleda de Santiago de Compostela causó parálisis cerebral, ceguera, epilepsia, sordomudez y retraso psicomotor a un bebé. La madre ingresó sin complicaciones, pero la falta de acción rápida y una cesárea tardía provocaron hipoxia, dejando al niño con graves discapacidades. El tribunal condenó a la aseguradora a pagar más de 12.900.000 euros, la mayor indemnización en España por negligencia médica.
Un caso de negligencia médica en términos de discapacidad, el mayor de la historia
En 2015, en el hospital privado Rosaleda de Santiago de Compostela, una mujer de 36 años ingresó para dar a luz a su segundo hijo, esperando un proceso de parto normal y sin complicaciones, dado que su embarazo había transcurrido sin incidentes. Sin embargo, lo que comenzó como una espera esperanzadora pronto se tornó en una pesadilla.
A las pocas horas de su llegada al hospital, los monitores que controlaban las constantes vitales del bebé comenzaron a registrar lecturas preocupantes. El personal médico, consciente de la gravedad de la situación, se vio obligado a actuar rápidamente.
A pesar de los esfuerzos del equipo médico, el parto no avanzó como se esperaba. La inducción al parto y los intentos de parto natural fracasaron, lo que llevó a la obstetra a tomar la decisión de utilizar una ventosa para asistir en la extracción del bebé. Sin embargo, este último intento también terminó en fracaso, y finalmente, se optó por realizar una cesárea de emergencia.
Trágicamente, la cesárea se llevó a cabo demasiado tarde, lo que resultó en una prolongada privación de oxígeno al bebé durante el parto, una condición conocida como hipoxia intraparto. Como consecuencia de esta hipoxia, el recién nacido sufrió graves daños neurológicos que alteraron irrevocablemente su vida.
El niño fue diagnosticado con parálisis cerebral, ceguera, epilepsia, sordomudez y un grave retraso en el desarrollo psicomotor. Estas condiciones impusieron no solo una carga física y emocional inmensa sobre el bebé y su familia, sino también una enorme carga financiera para hacer frente a las necesidades médicas y de cuidado especializado requeridas por su estado.
El proceso judicial que siguió fue largo y arduo. El abogado que representaba a la familia, Cipriano Castreje, luchó incansablemente por obtener justicia para su cliente y su hijo. Tras numerosas apelaciones y batallas legales, finalmente, el tribunal emitió su veredicto: la aseguradora del hospital fue condenada a pagar una indemnización sin precedentes de más de 12.900.000 euros por negligencia médica.
¿Cómo fue este caso médico?
La trágica secuencia de eventos comenzó con una serie de decisiones médicas mal orientadas en el complejo hospitalario privado de Santiago de Compostela. Después de que la inducción al parto y el intento de parto natural fracasaran, la obstetra optó por usar una ventosa en un esfuerzo desesperado por facilitar el nacimiento. Sin embargo, esta intervención también resultó en fracaso, y solo entonces se realizó una cesárea de emergencia, pero lamentablemente, llegó demasiado tarde.
El abogado Cipriano Castreje, encargado del caso, explicó cómo este retraso crítico en la intervención quirúrgica condujo a una hipoxia intraparto, una condición grave causada por la falta de oxígeno durante el parto. A pesar de las advertencias evidentes del monitor cardiotocográfico sobre la hipoxia, estas señales vitales fueron ignoradas, lo que resultó en un devastador diagnóstico para el bebé.
El bebé, privado de oxígeno crucial durante un período crucial, sufrió una serie de discapacidades graves que incluyeron parálisis cerebral, ceguera, epilepsia, sordomudez y retraso mental. Su frágil vida dependía ahora de los cuidados intensivos médicos mientras luchaba por sobrevivir en su lucha contra estas desafiantes condiciones de salud.
La negligencia médica perpetrada en este caso no solo tuvo consecuencias inmediatas, sino que también dejó un legado duradero de dolor y sufrimiento. La indignación fue tal que incluso una sentencia inicial que otorgaba una discapacidad del 67% fue revocada en favor de un reconocimiento total del 100 % de discapacidad.
Esta tragedia subraya la importancia crítica de la diligencia y el cuidado en el ejercicio de la medicina, así como la necesidad de un sistema legal que garantice la rendición de cuentas por tales errores devastadores.
Una historia que sirva de cara al futuro, más allá de la indemnización económica
La historia legal que rodea este caso es tan impactante como las circunstancias que lo desencadenaron. Después de un largo camino a través de varias instancias judiciales, la magistrada del Juzgado de Primera Instancia Número Uno de Santiago de Compostela dictó una sentencia que resonará en los anales legales de España.
El veredicto fue claro y contundente: la aseguradora Segurcaixa Adeslas fue condenada a pagar una indemnización sin precedentes de más de 12.900.000 euros por negligencia médica. Esta cifra astronómica representa la más alta indemnización jamás concedida en España por un caso de esta naturaleza, según lo afirmado por la misma magistrada.
Pero más allá de la indemnización, la sentencia también destacó la falta de cooperación de la aseguradora durante el proceso legal. En consecuencia, se aplicaron intereses por mora a la multa millonaria, una medida que subraya la importancia de la responsabilidad y la transparencia en el ámbito médico.
Este caso no solo deja un precedente legal significativo, como es la indemnización, sino que también sirve como un recordatorio contundente de la importancia de abordar las deficiencias en el sistema legal y médico para evitar que otras familias sufran las mismas dificultades y retrasos en su búsqueda de justicia.
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