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Cuando se ha llegado a la mitad del camino hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030, dos tercios de los indicadores relacionados con la infancia están lejos de alcanzar sus metas, según un nuevo informe de UNICEF publicado hoy.
Progress on Children's Well-Being: Centring child rights in the 2030 Agenda (Progresos en el bienestar infantil: dar prioridad a los derechos de la infancia en la Agenda 2030) advierte que en la actualidad solo en 11 países donde vive el 6 % de la población infantil, es decir, 150 millones de niños y niñas, se ha alcanzado el 50 % de los objetivos relacionados con la infancia, el nivel de progreso más alto del mundo.
Si el progreso continúa de la forma prevista, solo un total de 60 países –donde vive únicamente el 25 % de la población infantil– habrán alcanzado sus objetivos para 2030, dejando atrás a unos 1.900 millones de niños y niñas en 140 países.
“Hace siete años, el mundo se comprometió a erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad, y a garantizar que todos –especialmente los niños y niñas– tuvieran acceso a servicios básicos de calidad”, declaró Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. “Pero en el ecuador de la Agenda 2030 nos estamos quedando sin tiempo para convertir la promesa de los ODS en realidad. Las consecuencias de no cumplir los objetivos se medirán en vidas infantiles y en la sostenibilidad de nuestro planeta. Debemos volver al buen camino, y eso empieza por dar prioridad a los niños y niñas en la aceleración de las medidas para alcanzar los ODS”.
El informe que da prioridad a los derechos de la infancia y a los niños
El informe –publicado con motivo de la Semana de Alto Nivel del 78º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de la Cumbre sobre los ODS en Nueva York– ofrece una instantánea de los progresos alcanzados hasta la fecha en los indicadores específicos de los ODS* que se refieren a la infancia, que fueron aprobados por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015 con el objetivo de poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y construir sociedades más pacíficas y prósperas para 2030.
El análisis reúne más de 20 años de datos procedentes de más de 190 países, compara la situación actual de los países con sus objetivos para los próximos siete años y define los obstáculos y las oportunidades para acelerar el proceso. Los resultados muestran un panorama heterogéneo de avances y retrocesos en relación con los objetivos mundiales.
Según el informe, el desarrollo acelerado es posible si se alcanza un compromiso nacional sólido, se formulan políticas eficaces y se establece una financiación adecuada. Algunos países de ingresos bajos y medios-bajos son los que más rápido están avanzando. Por ejemplo, según los datos disponibles hasta 2021, Camboya, India, Marruecos, Rwanda y Uganda, entre otros, obtuvieron resultados uniformes en múltiples ODS relacionados con el mismo tema, principalmente cuando los esfuerzos se dedicaron a esferas que produjeron resultados en una diversidad de indicadores. Sin embargo, incluso a estos países les queda mucho camino por recorrer para alcanzar las metas y deben mantener su ritmo o acelerarlo aún más.
El mundo sigue afrontando los efectos de múltiples crisis –la COVID–19, el cambio climático, los conflictos y las crisis económicas– que han paralizado o revertido años de progreso. En particular, la pandemia ha contribuido directamente en los últimos años a provocar un colapso histórico de los servicios de inmunización, y la pobreza del aprendizaje ha aumentado en un tercio en los países de ingresos bajos y medios. Los objetivos relacionados con la protección frente al daño y la promoción del aprendizaje y de una vida sin pobreza son los que se encuentran más lejos de sus metas.
Los países se unen de cara a los objetivos de 2030
Para alcanzar los objetivos de 2030, los países que actualmente están retrasados tendrán que acelerar el progreso a niveles que no tienen precedentes históricos. Las pruebas demuestran que la inversión en los derechos de la niños impulsa y preserva los resultados en favor de toda la sociedad, las personas y el planeta, ya que las intervenciones en los primeros años de la vida de un menor son las que más contribuyen a erradicar el hambre, la pobreza, la mala salud y la desigualdad.
Mientras los dirigentes mundiales se preparan para reunirse esta semana con el fin de debatir la situación en el ecuador de los ODS, UNICEF hace un llamamiento a los países para que den prioridad a los derechos de la infancia en sus agendas y tomen medidas históricas para acelerar el progreso mediante la toma de las siguientes medidas:
- Fomentar el compromiso político a nivel nacional. Los gobiernos deben aumentar significativamente y salvaguardar el gasto social en esferas como la salud, la educación y la protección social.
- Fijar objetivos ambiciosos y realistas y pasar a la acción. Adaptar los objetivos mundiales a los contextos locales, teniendo en cuenta las capacidades técnicas, políticas, de gobernanza y financieras que son necesarias para ayudar a garantizar acciones viables y cambiar la tendencia hacia una mayor aceleración de los ODS.
- Dar prioridad a los conocimientos y las pruebas empíricas. Promover asociaciones sólidas y la colaboración entre las partes interesadas para facilitar la recopilación, el intercambio y el uso de datos, con el fin de determinar las acciones concretas necesarias para alcanzar las metas de los ODS.
- Reforzar el compromiso de construir un planeta habitable para todos los niños y niñas. Los gobiernos y la comunidad internacional deben aumentar las inversiones para elaborar y aplicar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático.
- Garantizar que los sistemas de financiación funcionen para acelerar el progreso. Explorar opciones innovadoras de financiación nacional e internacional que den prioridad a los resultados, hagan hincapié en la equidad y la eficacia, y dirijan la inversión a esferas transversales.
“En siete años pueden ocurrir muchas cosas”, añadió Russell. “Podemos renovar y reorientar nuestros esfuerzos y hacer del mundo un lugar más justo y saludable para todos. Pero para ello, los líderes mundiales deben convertirse en defensores de la infancia y dar prioridad a los derechos de los niños en sus agendas políticas y presupuestarias nacionales”.
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