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El edificio de oficinas contaba con solo dos ascensores, pero cuando llegaron los trabajadores el lunes por la mañana, vieron que uno de los dos estaba averiado. Cuando los de la quinta planta llegaron a su rellano descubrieron que el ascensor de al al lado estaba con la puerta abierta y la caja fuerte de su empresa en el interior. Y es que el gran peso de la caja de caudales, más de 500 kilos, activó los sensores de seguridad impidiendo el funcionamiento del aparato, que se quedó bloqueado.
Uno de los socios lamenta que los ladrones no se llevasen la caja
La cosa no queda ahí, porque como publica La Vanguardia, uno de los responsables de la empresa asegura que le habría gustado que se llevasen la caja fuerte. Se quedó con las ganas de ver cómo los ladrones hubieran sido capaces de arrastrar media tonelada de cemento y acero, y que después hubieran invertido su tiempo en abrirla.
Tal y como están leyendo, así es, uno de sus dueños lamentó que los cacos no cumpliesen su objetivo. Porque lo que la caja fuerte guardaba en su interior no era más que los adornos de Navidad del despacho.
La reliquia pesaba demasiado y la tenían de adorno en la oficina
Al parecer, la inmensa caja fuerte, de los modelos antiguos con manivela y cemento en su interior para dificultar que se la llevaran, ya estaba en la oficina cuando los hermanos la alquilaron como sede de su empresa. Y puesto que moverla muy complicado, decidieron dejarla donde estaba.
Su parte superior la utilizaban como estantería de objetos entrañables. El último una máquina antigua de escribir. Una tarde de final de invierno uno de los empleados logró abrirla y se decidió reservar aquel escondite para guardar los adornos de Navidad.
En concreto, la caja estaba situada en una sala en la que entraban y salían clientes a diario, por lo que no se descarta que alguien se fijase pensando que dadas sus dimensiones estaría cargado de dinero.
Los responsables de la investigación sospechan que los asaltantes habrían accedido a la oficina el domingo a última hora, ya que el sábado funcionaba. Lo que pasó después es que provistos de un carro, movieron la pesada caja hasta el ascensor, de donde no pudieron pasa debido al exceso de peso. Antes de huir, los ladrones registraron algunos cajones de las mesas de los despachos, pero no encontraron nada de interés para llevarse.
Sin rastro de los delincuentes
La caja fuerte permaneció hasta el martes por la tarde bloqueando el ascensor de la finca. El lunes, los Mossos d’Esquadra de la policía científica estuvieron repasándola con su instrumental buscando huellas dactilares que no encontraron, puesto que los ladrones habrían utilizado guantes.
Hasta cuatro personas fueron necesarias para moverla, incluido el portero de la finca, que ayudó en algunos momentos. Ahora, ya se plantean desde la oficina guardar los adornos de Navidad en otro sitio.
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