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En la actualidad, el ser humano está más que acostumbrado a sobrellevar situaciones extremas que le llevan momentos de inmensa tristeza y desesperación. La pandemia, por ejemplo, nos ha afectado de lleno, ya que ha causado la pérdida de seres queridos y el distanciamiento social, dos peligros que hacen tambalear nuestra salud mental.
Sin embargo, sufrir malestar emocional no siempre se asocia a problemas y trastornos mentales, simplemente a una etapa dura para nuestra salud interior.
Una adaptación forzosa no nos impide recuperar nuestro estilo de vida habitual
Hoy en día, hablar de malestar emocional es hablar sobre salud mental, un tema muy “normalizado” y a la vez, ignorado. Existen circunstancias o situaciones donde el ser humano se ve abrumado por hechos que le impiden continuar con su vida tal y como lo hacían antes de que ocurriese. Por ejemplo, la pandemia nos ha hecho distanciarnos de nuestros seres más queridos, a la vez que perder familiares próximos con la imposibilidad de despedirnos de ellos. Todo ello ha generado que las personas más vulnerables aumenten su capacidad de malestar emocional.
A pesar de ello, los seres humanos tienen hábitos de conducta sobreaprendidos que no son fáciles de modificar. Tras una adaptación forzosa a ciertas situaciones, las personas tienen a retomar su estilo de vida habitual al anterior, justo antes de que sucediese esa situación concreta.
El malestar emocional que generan las adversidades de la vida cotidiana, como el estrés laboral, los conflictos de pareja o el duelo por la pérdida de un ser querido, no constituyen un problema de salud mental, incluso en ocasiones, no requiere necesariamente de un tratamiento psicológico. Es importante recalcar que muchas personas vulnerables sí necesitan ayuda psicológica, pero no por mucho tiempo, todo depende del suceso.
Las demandas terapéuticas de la población han cambiado; ahora se tiende a consultar, además de por los cuadros clínicos como la depresión, la anorexia o las adicciones, por problemas de sufrimiento emocional o de insatisfacción personal.
La relación entre el malestar emocional y los trastornos mentales no es fácil
Tal y como hemos señalado, la delimitación entre las dificultades emocionales y los trastornos mentales no es siempre fácil de establecer, ya que las líneas que lo marcan se vuelven borrosas. El sufrimiento psicológico se entiende como algo continuo, desde el malestar emocional y las reacciones de estrés hasta los trastornos mentales, los cuales requieren de un diagnóstico y tratamiento.
Por tanto, reconocer si se trata de un malestar psicológico o de un trastorno mental, es tarea complicada cuando se trata de hacerlo por nosotros mismos. Sin embargo, fijarse en la intensidad, duración y frecuencia de los síntomas nos puede ayudar a reconocerlo.
En definitiva, recurrir a consultas psicológicas no se relacionan con trastornos mentales, simplemente con malestar emocional y situaciones donde no somos realmente felices. Por lo tanto, los psicólogos clínicos necesitan de una nueva realidad y de técnicas de intervención en crisis para mostrar un mayor éxito en los trastornos mentales, así como en situaciones de tristeza “cotidianas”.
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