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La falta de mascarillas fue uno de los mayores problemas de todos los países al comienzo de la pandemia. En España nos dimos cuenta de que con la globalización habíamos dejado en China la manufactura de gran parte de los productos sanitarios que necesitábamos para enfrentarnos al coronavirus. Sin embargo, esto ya no tiene por qué volver a ocurrir. Ya son varios los fabricantes que hacen mascarillas en España.
Además, ya podemos comprar mascarillas mejores y hechas en España. Esto es lo que ha conseguido un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha desarrollado un nuevo material para filtros de mascarillas sanitarias basado en nanofibras.
El éxito de las mascarillas del CSIC
Las mascarillas FFP2 creadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ya están a la venta. Su éxito radica en que están hechas a base de un material filtrante basado en nanofibras desarrollado por el equipo del investigador Jose María Lagarón, y que la empresa Bioinicia, spin-off del CSIC, las produce y también las comercializa a través de Internet.
Estas mascarillas cuentan con un filtro más fino, lo que las hace más eficientes para disipar el calor y la humedad, tienen mayor tiempo de usabilidad y son esterilizables, eficientes y con la certificación de protección frente a la COVID-19.
Estas mascarillas cuentan con la certificación especial CPA FFP2, que Europa ha lanzado para resolver la emergencia que se creó al interrumpirse el comercio de ciertos materiales de filtración que provenían principalmente de China. Han sido certificadas por DEKRA y APPLUS+.
"Alcanzar niveles de FFP2 en fabricación es muy complejo sin el uso de la tecnología convencional, y que sepamos solo la empresa Bioinica S.L., puede ofrecer este tipo de infraestructura a nivel nacional y en otros países de Europa para fabricar este tipo de mascarillas", explica Lagarón.
Esta nueva tecnología es fruto de los proyectos aprobados por la plataforma Salud Global del CSIC y por la convocatoria del Sistema Valenciano de Innovación e Investigación de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, como iniciativas para abordar la pandemia de COVID-19.
El poro de las mascarillas tradicionales, el microespacio por el que pasa el aire pero no el virus, es más grande que el poro que deja las microfibras. El virus, en las tradicionales, se queda adherido a la mascarilla al atravesar el poro por el efecto electrostático que causa el material, el problema es que cuando se emite humedad por la respiración se provoca que la mascarilla pierda esa carga electrostática, por lo que no atrapa los virus y se respiran. Por ese motivo no se pueden usar mucho tiempo.
Como decíamos, además de todas estas ventajas las mascarillas del CSIC llevarán, a partir de septiembre, un agente antimicrobiano de manera que “los microorganismos se inactivan a la hora de estar en la mascarilla”. Y, como última innovación, han desarrollado unas mascarillas biodegradables, por lo que tanto si acaban en el mar como si terminan en un vertedero se biodegradarán.
Las mascarillas tipo quirúrgicas biodegradables, que previsiblemente pondrán a la venta a finales de septiembre, tienen una capacidad mucho mayor de filtrado. “En una mascarilla quirúrgica convencional de cada 100 partículas que llegan a la mascarilla pasan alrededor de 35 o 40, con la nuestra sólo pasan entre 1 y 3. Nuestro nivel de protección es mucho mayor", mantiene el investigador.
Dónde comprarlas y cuánto cuestan
Las mascarillas del CSIC se pueden adquirir a través de Bioinicia S.L., que es cotitular junto con el CSIC de la patente de la tecnología, y de sus redes de distribución que suministran a organismos públicos, farmacias y supermercados.
También puedes comprarlas por correo electrónico: proveil@bioinicia.com.
Se estima que se fabriquen alrededor de 4 millones por mes. A partir de octubre, se espera fabricar 11 millones a la semana.
"Próximamente, se espera que varias empresas españolas lancen al mercado unas mascarillas sanitarias y quirúrgicas lavables utilizando este filtro. También estamos a punto de cerrar un acuerdo de distribución con una gran empresa que distribuye en Latinoamérica, Canadá y Estados Unidos, para comercializar entre 2 y 4 millones de mascarillas durante los meses de julio y agosto", añade Lagarón.
Este grupo de investigación también ha desarrollado un modelo de filtro antimicrobiano y otro biodegradable, que llegarán al mercado en septiembre. A partir de entonces, todas las mascarillas del CSIC hechas con el filtro de Bioincia S.L., denominado PROVEIL, serán por defecto antimicrobianas.
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