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Juanito Oiarzabal ha anunciado que se despide de volver a intentar ascender un ochomil, y que lo hará con la grabación de un documental, junto a su hijo Mikel y al director de “Al filo de lo imposible”, Sebastián Álvaro, en zonas de Pakistán, Nepal y Patagonia.
A sus 64 años, Oiarzabal es una de las grandes figuras del montañismo mundial
Si hablamos de Oiarzabal lo primero que nos viene a la mente es hablar de él como la leyenda viva del alpinismo. El alavés, de 64 años es el tercer alpinista en la historia que ha conquistado las 14 cimas más altas del mundo sin oxígeno, sin olvidar sus 47 ascensiones en el Himalaya, 26 de ellas 'ochomiles'.
Desde su primera ascensión al Cho Oyu (8.201 metros) en 1985, Oiarzabal no ha dejado de ponerse grandes retos, como cuando en 2009 inició su objetivo de hollar por segunda vez los 14 picos más altos del mundo. Un edema pulmonar en 2012 frenó en seco su proyecto y se quedo a cuatro cimas de lograr un reto que nadie ha conseguido aún.
Un adiós después de 30 años dedicado a superar las grandes montañas del planeta
"Estoy medicado de por vida, y me he dado cuenta de que a partir de los 7.000 metros me cuesta bastante", reconoció el vasco en rueda de prensa.
Y es que, la vida del alpinista es dura, muy dura, y al final pasa factura y se acentúa con los años, admitía Juanito. A eso hay que sumarle el fallecimiento del también alpinista Alberto Zerain en 2017, con quien estaba llevando a cabo ese proyecto de volver a los ochomiles - 2x14x8.000-. “Tendrá que pasar mucho tiempo para que haya una persona que dé la segunda vuelta a los catorce ochomiles porque no es fácil mantenerse vivo”, apuntó el montañero vasco.
A esas razones se suma también otra: "No me gusta en absoluto lo que veo hoy en día en esas montañas con todas las expediciones comerciales".
Oiarzabal es consciente que es un afortunado en el mundo de la montaña, "he tenido mucha suerte”, reconoce, al tiempo que recuerda todos los amigos y compañeros que se quedaron por el camino en estos últimos años.
Él si que lo puede contar, y eso que estuvo cerca de un trágico final, como lo muestra que además de sufrir numerosas fracturas y estar a punto de perder la nariz en dos ocasiones por congelaciones, le tuvieron que apuntar los dedos de los pies en la repetición del K2 (8.611 metros) en 2004.
Ahora todo cambia
El alpinista ha regresado del Karakórum (Pakistán), donde comenzó a trabajar en un documental sobre su trayectoria deportiva. Después seguirá por Nepal y Patagonia, para concluir este documental que "surgió de casualidad”, afirmó Álvaro, su hijo, quien añadió que "el objetivo es contar una de las mejores historias del mundo de la montaña".
Oiarzabal dejó claro que nunca dejará la montaña y que ahora se dedicará a ser guía de montaña y hacer expediciones a menor altura.
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