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Cada vez son más las horas que pasamos estando frente a pantallas y dispositivos digitales, ya sean un ordenador, tableta, teléfono móvil o televisor. Esta sobreexposición puede generar fatiga ocular, un trastorno cada vez más común que afecta a 9 de cada 10 usuarios de pantallas, aunque no hay que confundir esta fatiga con patologías como la presbicia o vista cansada. Si bien la sensación de fatiga puede ser molesta, no suele ser grave y acostumbra a desaparecer una vez la vista ha descansado correctamente.
Un esfuerzo excesivo en la musculatura de los ojos
Este estrés o fatiga se conoce técnicamente como astenopía y aparece tras realizar un esfuerzo acomodativo excesivo y prolongado con la musculatura de los ojos. Esta musculatura debe trabajar más para enfocar la vista en distancias cortas, como a las que normalmente se tienen las pantallas digitales, por lo que presenta un cansancio mayor que al mirar a distancias más largas.
Entre los síntomas más frecuentes del estrés ocular, encontramos la sequedad ocular. La fatiga provoca una deficiencia en la producción de flujo lagrimal, el líquido que se encarga de mantener la superficie del ojo lubricada. Como consecuencia, el ojo se seca y se produce la sensación de tener “arena” en él, provocando irritación, visión borrosa y picor. También se puede producir una hipersensibilidad a la luz, ojos lagrimosos y dolor de cabeza, ya que se genera un aumento de la tensión que puede llegar a provocar cefaleas o, en los casos más graves, migrañas.
Cómo cuidar la fatiga ocular de las pantallas
Identificar estos factores es clave para minimizar los efectos de la fatiga ocular. Los expertos recomiendan, como mínimo una vez cada hora, realizar descansos visuales de la pantalla del ordenador enfocando la vista en un objeto lejano durante al menos 20 segundos. También se pueden aprovechar estos descansos para realizar otras actividades como llamadas telefónicas, preparar un café o caminar brevemente.
Por otro lado, prestar atención a la iluminación es fundamental para prevenir el estrés ocular, un problema cada vez más común debido al uso prolongado de dispositivos electrónicos. La iluminación adecuada no solo contribuye al confort visual, sino que también ayuda a evitar tensiones innecesarias en los ojos. Es importante que el entorno de trabajo o de descanso no esté ni demasiado iluminado ni excesivamente oscuro.
En condiciones de luz demasiado baja, los ojos tienen que esforzarse más para enfocar, lo que puede generar fatiga y malestar visual. Por el contrario, una iluminación excesivamente intensa también puede resultar incómoda, causando deslumbramientos y dificultando la visión.
Otro aspecto clave es la prevención de los reflejos, que pueden aparecer en pantallas o superficies brillantes. Los reflejos intensos pueden forzar la vista y generar incomodidad, haciendo que los ojos se cansen rápidamente. Además, la iluminación demasiado brillante o los altos contrastes en las pantallas pueden aumentar el estrés ocular, ya que el ojo se ve obligado a adaptarse constantemente a estos cambios bruscos de luminosidad.
Para minimizar estos efectos, se recomienda ajustar el brillo y el contraste de las pantallas, así como elegir fuentes de luz que no causen deslumbramiento ni interfieran con la visión directa.
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