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Casi todas las personas que viven en ciudades europeas, específicamente el 96 %, están expuestas a concentraciones de partículas finas (PM2.5) que exceden los niveles considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este alto porcentaje indica que la gran mayoría de la población urbana en Europa está respirando aire que no cumple con los estándares de calidad recomendados por la OMS, lo cual puede tener serias implicaciones para la salud pública.
Ese dato aparece en el informe "Estado de la calidad del aire en Europa 2024", elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). El documento proporciona datos sobre los niveles de contaminantes atmosféricos clave en Europa para los años 2022 (información definitiva) y 2023 (cifras provisionales). Además, compara estas concentraciones con las normas de calidad del aire de la UE y los niveles recomendados en las directrices sanitarias de la OMS.
El desafío persistente de las partículas finas de aire en Europa
La calidad del aire en Europa ha mejorado, pero aún no se cumplen las normas de la UE en todos los países, según el análisis de la AEMA. En 2022, solo el 2 % de las estaciones de control registraron concentraciones de partículas finas que superan el valor límite anual establecido por la UE. Sin embargo, el 96 % de la población urbana está expuesta a concentraciones de PM2.5 que exceden las directrices de la OMS.
Las partículas finas son consideradas el contaminante del aire con los mayores impactos adversos para la salud humana en toda Europa. Estas diminutas partículas provienen, en su mayoría, de la quema de combustibles sólidos que se utilizan para calentar las viviendas durante los meses fríos.
La industria y el transporte
Además, una parte significativa de estas partículas se genera a partir de las actividades industriales, que emiten diversos contaminantes al aire durante sus procesos de producción.
El transporte por carretera también contribuye de manera importante a la emisión de finas partículas, especialmente debido a la combustión de combustibles en los motores de los vehículos. En conjunto, estas fuentes de emisión hacen que las partículas finas sean un problema de salud pública grave en muchos países europeos.
La contaminación atmosférica
Por otro lado, la contaminación atmosférica presenta diferencias significativas entre diversos países y regiones. En particular, las zonas de Europa central y oriental muestran niveles notablemente más altos de polución en comparación con otras áreas del continente. Esta disparidad se debe a múltiples factores, incluyendo políticas ambientales, niveles de industrialización y densidad poblacional.
En el año 2022, solo Islandia tenía niveles de partículas finas que se encontraban por debajo de los límites recomendados por las directrices de la OMS. En contraste, se observaron concentraciones que excedían el valor límite establecido por la UE en tres países miembros de la comunidad europea: Croacia, Italia y Polonia.
A pesar de las mejoras generales en la calidad del aire, la contaminación atmosférica sigue siendo un problema de salud significativo para los europeos. La exposición a partículas finas provoca enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón y otras afecciones que resultan en muertes prematuras.
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