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Han pasado semanas muy duras en las que las personas mayores que se encontraban en residencias lo estaban pasando mal. El COVID-19 dejó los hospitales desbordados y las residencias cerradas a cal y canto. Los residentes llevan semanas esperando alguna visita de sus hijos y nietos.
Las cifras de los primeros días eran demoledoras. El pasado 2 de abril, España ya era el país del mundo con más contagios diarios por coronavirus (8.000) y con más muertos cada 24 horas (950, la mayoría en hospitales).
Madrid, el territorio más golpeado por la epidemia, registró ese día más de 500 fallecimientos, casi la mitad en residencias de mayores. Los hospitales madrileños atendían muy por encima de su capacidad máxima.
Cinta Pascual, presidente de la CEAPS compareció en el Congreso
La presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPS), Cinta Pascual, llegó al Congreso de los Diputados con toda la documentación que avalaba su argumentación: “Cuando nos dicen que nuestros mayores tienen que estar en las residencias, nosotros esperábamos que nos mandaran EPI (equipos de protección individual), médicos, enfermeras, y test diagnósticos, y que se hiciera una valoración de las personas y si alguno podía salvar la vida habría que trasladarle al hospital”.
Pascual prosiguió con sus explicaciones. Durante aquellos días, los servicios funerarios estuvieron desbordados y, en algunas ocasiones, los cadáveres se encontraban en las propias instalaciones: “Llamamos a las funerarias y les dijimos: ¡No nos podéis hacer esto! Y nos contestaron que no podían venir porque no tenían EPI para sus trabajadores”.
Cinta Pascual criticó el protocolo de limitación de acceso
“Nos pareció una barbaridad [la discriminación de Madrid]”, se queja Cinta Pascual. “Pero protocolos con limitación de acceso a hospitales hay muchos en más sitios y con palabras científicas muy bonitas”.
"Pese a ello, estábamos convencidos de que se iban a llevar a nuestros enfermos a hospitales, pero a mediados de marzo se produjo el cierre" relataba la presidenta.
"No ha pasado en todos los sitios, sino en aquellas comunidades que tenían sus sistemas públicos de salud colapsados. Ha ocurrido en Madrid, en Barcelona, en alguna provincia de Castilla y León. He sentido rabia y pena. No entendía qué estaba pasando y por qué. Emocionalmente no lo vamos a superar".
¿Cuáles son los cuatro puntos clave del Código Ético de Sanidad que se pudieron incumplir?
- No se puede discriminar a nadie por ningún motivo ajeno a la situación clínica del paciente y a las expectativas objetivas de supervivencia, basadas en la evidencia.
- Solo se podrá acudir a los criterios de priorización cuando se hayan agotado las posibilidades existentes para disponer de los recursos asistenciales necesarios y para optimizar el uso de los disponibles.
- Excluir a pacientes del acceso a determinados recursos asistenciales o a determinados tratamientos resulta contrario, por discriminatorio, a los fundamentos mismos del Estado de derecho (artículo 14 de la Constitución).
- Los pacientes de mayor edad en caso de escasez extrema de recursos asistenciales deberán ser tratados en las mismas condiciones que el resto de la población, es decir, atendiendo a criterios clínicos de cada caso en particular.
La conclusión más fehaciente de todas es que la atención en residencias no estuvo a la altura de la pandemia. Las UCIs de los hospitales fueron los lugares que estuvieron más colapsados. Este punto impidió que la atención en residencias fuera aceptable.
De las cerca de 20.000 personas fallecidas en residencias, con test positivo o sospecha, más de 10.000 (de Madrid, Cataluña y Castilla y León, principalmente) no figuran en las cifras oficiales.
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