
Lectura fácil
Las aves de las islas Galápagos están modificando su conducta debido a la contaminación acústica generada por los vehículos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido) y el Centro de Investigación Konrad Lorenz de la Universidad de Viena (Austria), publicado en la revista Animal Behaviour, revela que las reinitas amarillas de Galápagos (Setophaga petechia aureola) expuestas frecuentemente al tráfico muestran mayores niveles de agresividad.
Galápagos es un laboratorio natural bajo presión, el tráfico ha crecido muchísimo
Las islas Galápagos, situadas a más de 800 kilómetros de la costa de Ecuador, son famosas por su biodiversidad y su importancia en la formulación de la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin. Sin embargo, el aumento de la población humana y el crecimiento del turismo han provocado un incremento del tráfico vehicular en las islas. La población humana permanente crece a un ritmo superior al 6 % anual, lo que genera una mayor presencia de automóviles en las carreteras.
Para evaluar el efecto del ruido del tráfico en el comportamiento de las reinitas amarillas, los investigadores llevaron a cabo experimentos en 38 ubicaciones de las islas de Floreana y Santa Cruz. En cada sitio, reprodujeron cantos de aves mediante un altavoz, simulando la presencia de un intruso, y añadieron ruido de vehículos grabado en algunas pruebas.
De los lugares seleccionados, 20 se encontraban a solo 50 metros de la carretera más cercana, mientras que los otros 18 estaban a más de 100 metros de distancia. Los científicos midieron la respuesta de las aves analizando tanto su canto defensivo como sus comportamientos físicos agresivos, incluyendo el acercamiento al altavoz y los vuelos repetidos sobre él.
Mayor agresividad cerca de las carreteras
Los resultados indicaron que las reinitas que viven en zonas cercanas a las carreteras exhiben un comportamiento más agresivo cuando se encuentran con ruido vehicular. En contraste, aquellas que habitan lejos de las carreteras mostraron una reducción en su agresividad en presencia del mismo estímulo sonoro.
Incluso en Floreana, donde hay apenas una decena de vehículos, se detectó este efecto, lo que sugiere que una exposición mínima al tráfico ya es suficiente para alterar la respuesta de las aves. En Santa Cruz, la isla más poblada, se observó que las reinitas aumentaban la duración de sus cantos al verse expuestas al ruido de vehículos.
Adaptación al entorno ruidoso
Estos hallazgos respaldan la teoría de que las aves ajustan su comportamiento según su experiencia con el ruido ambiental. Aquellas que residen cerca de carreteras han aprendido a responder con mayor agresividad física cuando su señal de advertencia vocal es interferida por el ruido del tráfico.
Además, independientemente de la proximidad de su territorio a la carretera, las reinitas aumentaron la frecuencia mínima de sus cantos, lo que podría ayudarlas a evitar la superposición con el ruido de baja frecuencia del tráfico.
El profesor Caglar Akcay, experto en ecología del comportamiento en la Universidad Anglia Ruskin, explica: “Las aves utilizan el canto para defender su territorio. Si el ruido de los vehículos interfiere con esta señal, una respuesta lógica es incrementar la agresividad física para compensar”.
Consecuencias ecológicas y futuras investigaciones
El estudio revela cómo la presencia constante de ruido vehicular puede alterar el comportamiento natural de las aves, especialmente aquellas que han aprendido a convivir con este factor de estrés. La modificación de su agresividad podría tener implicaciones en la dinámica territorial y en las interacciones con otras especies en su hábitat.
Los hallazgos de la contaminación acústica del tráfico subrayan la necesidad de seguir investigando los efectos de la actividad humana en la fauna de las islas Galápagos, un ecosistema único que continúa adaptándose a los cambios generados por el desarrollo y el turismo.
Añadir nuevo comentario