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Hace casi un año, Ceuta vivió su mayor crisis migratoria en décadas: entre 10.000 y 12.000 personas cruzaron la frontera de la Ciudad Autónoma en pleno pulso diplomático de Marruecos a España. El enclave, de apenas 85.000 habitantes, se vio desbordado.
Más de la mitad de los adultos que entraron ilegalmente fueron devueltos al país vecino inmediatamente, mientras que para los más de 1.000 menores que llegaron se tuvo que improvisar un sistema de acogida diseñado para ser provisional pero que permanece hasta ahora.
Ahora, el Ministerio del Interior desconoce cuántas personas cruzaron realmente la frontera del Tarajal. Las estimaciones cifran en 10.000 los migrantes que lograron entrar en la ciudad autónoma entre el 17 y el 18 de mayo. Sin embargo, fuentes del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska señalan que "no son cifras oficiales" y se escudan en la "excepcionalidad" de la jornada.
Es por ello que este suceso no ha sido incluido en el balance anual de inmigración ilegal, que enumera en 41.632 los migrantes que entraron de forma irregular a España en 2021, un ligero repunte del 0,4 % respecto a 2020, año pandémico.
Lo máximo que hay sobre el Tarajal son estimaciones
... como la que hizo el Gobierno de Ceuta cuando en julio señaló que en la ciudad había unos 2.500 migrantes, de los que 1.000 eran menores. "Las entradas de ese día fueron excepcionales y no se corresponden con los registros que recogen periódicamente los balances", insistía el Ministerio de Interior.
La crisis migratoria del Tarajal se desató en la tercera semana de mayo. La causa principal fue la acogida, un mes antes, del líder del Frente Polisario y considerado enemigo del Gobierno marroquí, Brahim Ghali, en un hospital de Zaragoza para ser tratado por coronavirus tras ser rechazado en Alemania.
Esa entrada, por cierto, se encuentra judicializada, ya que el ingreso en el centro hospitalario se hizo en secreto y presuntamente bajo una identidad falsa. La que entonces era ministra de Exteriores, Arancha González Laya, se encuentra imputada.
Pese a que España se escudó en "motivos humanitarios" para acoger a Ghali, Marruecos respondió restando vigilancia a sus fronteras, lo que provocó un desbordamiento de las mismas. De un día para otro, Ceuta se sumió en un "estado de excepción", en palabras de su presidente, Juan Jesús Vivas, del PP.
Interior ha decidido no incluir este episodio en el balance anual de inmigración ilegal de 2021
Tampoco lo incluirá en los anteriores (el documento se actualiza cada dos semanas): en el de mayo se señalaba que "los datos relativos a Ceuta" se encontraban "bajo análisis y tratamiento". En el de diciembre se asegura que "los datos relativos a Ceuta no recogen la entrada de inmigrantes irregulares que se produjo los días 17 y 18 de mayo".
La no inclusión de este hecho del Tarajal lleva a calcular que el número total de inmigrantes que entraron en España de forma ilegal el pasado año sea similar al de 2020. En total, Interior contabiliza 41.632, un incremento del 0,4 % respecto a 2020. Con todo, ambos datos son superiores al registrado antes de la pandemia. En 2019 hubo algo menos de 33.000 llegadas, casi la mitad de las 64.000 de 2018.
La playa del Tarajal se ha convertido en la plataforma por la que entran decenas de personas empapadas cada pocos minutos, con las ropas chorreando, sonrientes o exhaustas, después de salvar los 500 metros de mar que separan a España de Marruecos. De los que cruzan las aguas no sabemos ni dónde están, ni dónde estarán en cinco meses cuando la llegada de los migrantes haya caído en el olvido o solo queden unas ascuas informativas tibias.
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