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Una nueva amenaza vinculada al cambio climático se cierne sobre la tortuga verde, especie además declarada en peligro de extinción en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La contaminación debido a actividades humanas puede provocar un nacimiento excesivo de hembras. Así lo apunta un equipo de ocho investigadores de Australia en un artículo publicado este lunes en la revista ‘Frontiers in Marine Science’.
La especie ‘Chelonia mydas’ está en riesgo de extinción por:
- Caza furtiva.
- Colisiones con embarcaciones.
- Destrucción de su hábitat.
- Captura accidental en artes de pesca.
Las temperaturas, causantes del peligro de la tortuga verde
Pero otra amenaza asociada al cambio climático es más insidiosa porque las tortugas marinas tienen una determinación del sexo que depende de la temperatura, lo que significa que cada vez más embriones se convierten en hembras a medida que las temperaturas siguen aumentando. En la parte norte de la Gran Barrera de Coral frente a Australia ya nacen cientos de hembras por cada macho.
"Los contaminantes de las actividades humanas también pueden influir en la proporción de sexos de las tortugas marinas verdes en desarrollo, aumentando el ya existente sesgo hacia las mujeres", según Arthur Barraza, del Instituto Australiano de Ríos de la Universidad Griffith y primer autor del estudio.
Barraza y sus colegas estudiaron los efectos de la contaminación en el desarrollo de la tortuga verde en Heron Island, un pequeño cayo de arena coralina en el sur de la Gran Barrera de Coral.
Esta isla, donde cada año anidan entre 200 y 1.800 hembras, es un lugar de seguimiento a largo plazo de esta especie. Allí, la proporción de sexos está más equilibrada que cerca del ecuador, con dos o tres hembras por cada macho de tortuga verde.
Durante el estudio, los investigadores hicieron todo lo posible para minimizar el sufrimiento de los animales y maximizar la cantidad de datos obtenidos de cada cría de tortuga verde fallecida. El trabajo fue aprobado por el comité de ética animal de la Universidad de Queensland y los Servicios de Parques y Vida Silvestre de Queensland.
Los autores se centraron en 18 metales pesados, como el cromo, el antimonio y el bario, así como en contaminantes orgánicos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), los bifenilos policlorados (PCB) y los éteres de difenilo polibromados (PBDE). Todos ellos funcionan como ‘xenoestrógenos’, esto es, moléculas que se unen a los receptores de las hormonas sexuales femeninas.
“La acumulación de estos contaminantes por parte de una tortuga verde hembra ocurre en el sitio donde busca alimento. A medida que los huevos se desarrollan dentro de ella, absorben los contaminantes que acumuló. Luego quedan secuestrados en el hígado de los embriones, donde pueden permanecer durante años después de la eclosión”, apunta Barraza.
Cuanto mayor es la cantidad media de antimonio y cadmio y metales pesados en el hígado de las crías, más crece la tendencia hacia las hembras dentro del nido.
Contaminantes que imitan la función del estrógeno, redirigiendo las vías hacia desarrollo de hembras
“A medida que la proporción de sexos se acerca al 100 % de hembras, será cada vez más difícil para las tortugas hembras adultas encontrar pareja. Esto se vuelve especialmente importante, ya que el cambio climático seguirá haciendo que las playas de anidación sean más cálidas y más favorecidas por las hembras", indica Barraza.
Jason van de Merwe, también del Instituto Australiano de Ríos, subraya que, “dado que la mayoría de los metales pesados provienen de actividades humanas como la minería, la escorrentía y la contaminación de los desechos generales de los centros urbanos, la mejor manera de avanzar es utilizar estrategias a largo plazo basadas en la ciencia” para reducir la entrada de contaminantes a los océanos y que afecten a la especie de tortuga verde y numerosas especies más.
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