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Cada vez queda más patente que algo esta cambiando en la forma en la que se relacionan las empresas con sus trabajadores. Estos cambios vienen principalmente impulsados por los cambios generacionales, pero también por la cultura colectiva del trabajo y los nuevos retos a los que nos enfrentamos. Hace unas cuantas décadas, se valoraba más un puesto fijo con un salario decente, ahora se prima la conciliación laboral o la protección de la salud mental.
A pesar de estos cambios, existen valores que todavía se perciben como un importante plus en los trabajadores y uno de ellos es la lealtad. Con las dificultades para mantener el talento actual y la necesidad de contar con empleados vinculados a su empresa y a su puesto para que ejerzan un trabajo productivo, esta cualidad se está pagando mal. O al menos así lo señala un reciente estudio realizado en Estados Unidos y publicado en la revista 'Journal of Experimental Social Psychology'.
La lealtad de los trabajadores se está pagando mal
"La lealtad se considera frecuentemente como un principio o virtud moral, digno de ser el ejemplo en relaciones sociales y de negocios, pero, ¿siempre es beneficioso ser leal?”, bajo esta premisa e hipótesis, los investigadores que trabajaron en este estudio se plantean si realmente los trabajadores que están demostrando una mayor lealtad a la empresa perciben un pago adecuado a su valor y sus conclusiones pueden resultarles ciertamente familiares a muchos.
Según el estudio, los trabajadores que presentan un mayor compromiso con la empresa, donde se comprenden comportamientos que presentan sacrificios personales o la carga de responsabilidades mayores a las asignadas al puesto ocupado, tienden a ser precisamente los más explotados.
“En lugar de proteger o recompensarlos, los superiores apuntan, selectiva e irónicamente, a los empleados leales para prácticas explotadoras”, señala el estudio. Pero también muestran un camino contrario, es decir, aquellos trabajadores que están siendo más explotados, también empiezan a ser los más leales, por lo que se genera un círculo vicioso nada beneficioso para el empleado, que puede acabar realmente extenuado tanto a nivel mental como físico, derivando en problemas quizá mayores.
Límites, pero también recompensas
Precisamente por estos cambios en los nuevos retos a afrontar en el mundo laboral, es más que necesario que como empleados aprendamos a poner límites a las exigencias laborales de cara a proteger nuestra salud tanto física como mental. Saber poner en valor nuestro trabajo no es solo importante para nosotros, también para que nuestra labor en la empresa sea sostenible en el tiempo.
Pero este no es un trabajo que competa exclusivamente a los trabajadores. Si los empresarios o responsables quieren mantener el talento en la empresa deben aprender a equilibrar el reconocimiento con la exigencia, así como las bonificaciones a través de días libres, pagas extras o incluso reconocimiento público, para dar valor al esfuerzo de cada empleado que se compromete con su trabajo.
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