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Trabajar en horarios nocturnos o a turnos puede reducir la vida del empleado en un 20%, lo que equivale a casi 17 años menos que la esperanza de vida promedio en la Comunidad de Madrid, estimada en poco más de 84 años. Además de los impactos físicos, esto puede aumentar el estrés crónico, dificultar la vida social y las relaciones personales, y aumentar la probabilidad de desarrollar hábitos perjudiciales como trastornos alimentarios y el consumo de tabaco y alcohol.
El trabajo con horarios nocturnos o a turnos supone graves riesgos para la salud
El trabajo en horarios nocturnos o a turnos plantea serios riesgos para la salud de los empleados, lo que podría reducir su vida en un 20 %, lo que representa casi 17 años menos que la esperanza de vida promedio en la Comunidad de Madrid. Además de los efectos físicos, como trastornos del sueño y enfermedades cardíacas, también se incrementa el riesgo de sufrir estrés crónico y dificultades en la vida social y las relaciones personales.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 2,4 millones de personas trabajaron en turnos de noche en España en 2022, de las cuales 322.600 lo hicieron en la Comunidad de Madrid. Este tipo de trabajo perturba el ritmo biológico natural del cuerpo, lo que puede tener graves repercusiones en la salud física y mental de los trabajadores a largo plazo.
A pesar de su reconocido impacto negativo, el trabajo en turnos y nocturnos se ha vuelto cada vez más común en la sociedad actual, con aproximadamente el 10 % de la población activa en la Comunidad de Madrid realizando su jornada laboral de noche.
Aunque no todas las personas se ven igualmente afectadas, los expertos coinciden en que aproximadamente una quinta parte de los trabajadores que laboran en turnos no convencionales experimentan "graves problemas" de sueño.
La edad influye en los efectos y consecuencias
Las consecuencias empeoran con la edad, según indican las expertas, constituyendo un "factor de riesgo adicional" para la intolerancia a los horarios de trabajo no convencionales, y resultan más perjudiciales en el caso de los trabajos por turnos, ya que no permiten que el cuerpo se adapte adecuadamente al nuevo patrón de sueño y vigilia.
Entre las diversas implicaciones para la salud se incluyen problemas cardiovasculares, riesgo de hipertensión, infarto e ictus, así como impactos en el sistema inmunológico, riesgo de sobrepeso, diabetes y obesidad, y problemas psiquiátricos como depresión, ansiedad e irritabilidad, además de un mayor riesgo de accidentes.
Asimismo, varios estudios experimentales en personas privadas de sueño han demostrado una respuesta reducida a las vacunas, así como alteraciones en el metabolismo de la glucosa, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes y obesidad, ambos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.
La fatiga crónica afecta tanto a la salud física como mental
La fatiga crónica en estos empleos y horarios, tanto física como mental, tiene un impacto significativo en la vida social y personal de los empleados, según el jefe de Salud Laboral del Hospital Gregorio Marañón. Esto se agrava por el hecho de que estas personas duermen menos de lo recomendado, alrededor de seis horas en promedio, lo que puede desencadenar una serie de problemas de salud mental, desde estrés crónico hasta depresión.
La fatiga crónica también afecta el rendimiento laboral, aumentando el riesgo de accidentes y provocando cambios en la alimentación y el consumo de estimulantes y sedantes. Además, las dificultades para conciliar el sueño y la falta de descanso pueden afectar las relaciones personales, incrementando la irritabilidad y el cansancio y contribuyendo a problemas familiares, como divorcios, y una menor fertilidad.
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