Lectura fácil
Estamos asistiendo en directo y en primera fila al efecto que produce una política favorable a la formación, incremento y conservación del capital, y a la vez, aquella que penaliza, obstaculiza o impide su desarrollo en los diversos sistemas que en el mundo existen. Así como los efectos directos e indirectos que dicha discrepancia tiene en la creación de riqueza, su movilidad, distribución y consecuencia en el empleo y progreso colectivo de esas sociedades respectivas.
Algo evidente
Esta observación no es un ejercicio académico teórico, político o social, en que unos sabios o eruditos ponentes nos abruman con hipótesis y planteamientos ideales respecto a cómo deben estructurarse las sociedades. Es algo evidente sujeto a la simple observación para cualquiera que se tome el trabajo de mirar y evaluar, sin teorías ni conceptos preconcebidos. Aquellas realidades sociales subyacentes a las distintas sociedades bajo escrutinio y preguntarnos simplemente donde mayoritariamente se vive mejor, donde hay mayores expectativas de desarrollo personal o colectivo, donde mayor seguridad y bienestar, y donde hay más oportunidades para invertir con éxito.
Cualquiera que haya estado en EEUU recientemente, sin prejuicios mediáticos o ideológicos, se habrá percatado inmediatamente de la increíble pujanza de su economía en estos momentos. Además de la increíble movilidad y actividad que se respira a todos los niveles, al igual que el optimismo profesional que se traduce en el empleo y en los niveles de retribución salarial, al margen de la actitud crítica habitual de los medios y los grupos adversos.
Ciertamente esa realidad tan exuberante encierra igualmente un riesgo
Un recalentamiento de la economía que hace pensar en la posibilidad de una corrección importante en los mercados de capitales o un pinchazo en la burbuja inmobiliaria, puesto que el crecimiento indefinido no es posible. La lógica nos indica que la realidad a la que debemos ceñirnos en toda inversión es en la existencia de ciclos, más o menos largos pero no eternos.
Sin embargo, estas consideraciones sobre tendencias cíclicas, coyunturales, no deben apartarnos del argumento básico de este breve artículo. Esa pujanza económica y social, tan evidente, tan llamativa, sobre todo si la comparamos con el entorno europeo o español en particular.
Las inversiones a largo plazo
Es diferente si adoptamos una perspectiva de inversión a largo plazo en la cual los ciclos importan, pero lo que se persigue es un resultado al final, donde la lógica y los elementos fundamentales son imprescindibles y eficaces como herramienta de estudio. El corto plazo, en que esos mismos ciclos pueden convertir la mejor de las inversiones en un fiasco.
Por ello independientemente de aconsejar prudencia y contención a la hora de buscar valores en el mercado norteamericano en el corto plazo, creo que a largo plazo más allá, de los diez años por ejemplo, caben pocas dudas que EEU. y como consecuencia sus mercados de capitales o inmobiliario se verán favorecidos por una inversión recurrente, procedente, como estos últimos años de todas las partes del mundo, ya que ofrece una seguridad para la conservación del patrimonio privado, la libertad de acción, y la seguridad de esos mismos activos, que no ofrecen en la misma medida otras naciones, que aun estando en una situación favorable en el corto plazo, amenazan con subvertir los principios más elementales de respeto a la propiedad privada.
¿A qué se puede deber fundamentalmente?
¿Por qué en EEUU persiste un crecimiento económico por encima de lo normal en una economía de tales dimensiones, o el desempleo está en cifras que rozan el considerado paro estructural, y la bolsa…?
Por supuesto que puede haber y habrá correcciones pero la tendencia de base a largo plazo parece muy favorable para la inversión en general. La profunda razón que se oculta tras tal situación es la existencia de un importante capital a nivel global, tanto patrimonial como financiero y humano motivado, que se traslada a ese país, que se une a los recursos a su disposición, movidos por los incentivos y la seguridad de poder disfrutar de los beneficios que se generen.
En resumen
Además de la propia dinámica de su sociedad, cuando alguien en alguna parte del mundo, está pensando en donde colocar su patrimonio piensa sobre todo en su seguridad antes que en la rentabilidad, y en ese sentido EEUU ofrece una oportunidad difícil de igualar frente a otras naciones en una creciente mentalidad intervencionista de corte socialista que parece que se está apoderando de las sociedades occidentales, por no mencionar las claramente confiscatorias y de clara expoliación en numerosos países.
En Europa, y en España en particular, no parece que la corriente dominante sea la de fomentar la inversión y el ahorro considerando las actual coyuntura fiscal a todos los niveles, más bien y cada vez más, aun sin llegar a las posiciones extremas confiscatorias, es claramente desfavorable a la creación y conservación de riqueza. Parece una perogrullada tener que repetir que la existencia de capital fomenta la creación de empresas y estas son el motor primordial del empleo productivo y el consumo, que su vez alimenta los beneficios de esas sociedades. Es directamente proporcional el crecimiento y la creación de riqueza real al grado de intervención y control económico del estado: a mayor porcentaje menor crecimiento, menor nivel de libertad y de riqueza ciudadana.
Comprendo que para algunos esto suene anatema, sin embargo la economía real es muy terca, y quien no sigue sus condicionantes paga caro a nivel social las consecuencias. Por ello, mientras no se demuestre lo contrario, a la hora de situar una inversión a largo plazo, de momento al menos, EEUU sigue representado la mejor opción, y no por arte de magia, es de una lógica tan elemental que asombra que tantos sigan sin verla: es una sociedad en la que se mima y respeta la propiedad privada y la libertad ciudadana más allá de cualquier otra nación del mundo. En Europa en términos generales, siempre habrá excepciones particulares a considerar, la presión fiscal y burocrática aborta cualquier intento de relanzar una economía capaz de generar la riqueza imprescindible para hacer frente a los desafíos del mismísimo estado de bienestar que dice defender con tanta convicción. En su propio seno lleva el germen de su colapso.
“Donde no se siembra trigo todos los años, ni se elabora pan a diario, repartiendo el del día anterior o pidiendo prestado, llega un día en que se acaba, entonces ya no queda nada para nadie…”
Añadir nuevo comentario