El FOMO, la manera en el que el uso de las redes sociales impacta negativamente en nuestra salud mental

Ya estamos tan acostumbrados a ellas que no nos hacemos una idea a no poder contar con ellas. Las redes sociales se han convertido en herramientas más que útiles. Sin embargo, también han generado importantes cambios en nuestra forma de relacionarnos y consumir contenido, y no siempre de forma positiva. En este sentido, han contribuido a la proliferación de trastornos psicológicos como el FOMO (Fear Of Missing Out en inglés).

El FOMO en español vendría a traducirse como "Miedo a Perderse Algo". Ismael Dorado, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), define este término como "un tipo de ansiedad social cuyo componente principal es el miedo”, en una entrevista para Infobae. Aunque este tipo de ansiedad no es en absoluto nuevo, sí lo es el impacto tan amplio que esta teniendo impulsado por las redes sociales.

FOMO, redes sociales y aumento de la ansiedad

Pero, ¿Cómo se detecta el FOMO? Principalmente a través de las conductas que pueden llevar desde revisar constantemente las redes sociales, unirse a eventos o actividades incluso si no se tienen muchas ganas solo para no perdérselos, o sentirse desconectado si no se está al tanto de lo que están haciendo los demás. Este fenómeno es especialmente relevante en la era digital, donde la información y las actividades de otras personas son fácilmente accesibles a través de las redes sociales.

Y es que el sistema en el que funcionan las redes sociales son un campo de cultivo ideal para fomentar el FOMO, más allá de las fotos o historias que podamos ver en ellas de nuestros amigos y conocidos. El propio contenido que ahora ofrecen estas plataformas, como reel, contenido en directo y demás, así como el diseño y la manera de consumirlo, nos dan la sensación de que hay cosas ocurriendo todo el tiempo, sin descanso. Sobre todo porque internet no entiende de relojes.

Los jóvenes, la presa fácil

El grupo más vulnerable ante la generación de un FOMO preocupante se encuentra entre la población más joven debido a diversos factores. Lo primero es que se encuentran en mayor contacto con este tipo de tecnologías debido a su corta edad. Muchos incluso han nacido ya totalmente sumergido en la era digital y de las redes sociales. También por el hecho de encontrarse en plena formación de su personalidad y también en el plano psicológico y emocional.

Sin embargo, los jóvenes no son los únicos. Las personas perfeccionistas o autoexigentes pueden tener una mayor tendencia a caer en el FOMO. Así lo explican desde el SEAS en la entrevista, refiriéndose a ellas como “personas que hagan lo que hagan siempre tienen la sensación de que les falta algo”. La clave para poder combatir este trastorno pasa en gran medida por aprender a gestionar mejor las redes sociales y también nuestras emociones. Tratar el tema con un especialista es más que recomendable.