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El atractivo, ese algo que aunque aseguremos que no nos importa, lo hace, y en muchas ocasiones demasiado. Ser atractivo/a, no solo implica poder gustarle a las personas, vernos bien en el espejo o conseguir pareja, es algo que va mucho más allá y que suele implicar el ser aceptado, o rechazado de nuestros entornos sociales. Por eso se convierte en un elemento tan esencial para la vida de cualquier persona, ya que los seres humanos somos seres inevitablemente sociales.
Muchas veces ocurre que el atractivo se confunde con la belleza física, y esto puede generar importantes complicaciones a nivel emocional e incluso psicológico. Las inseguridades con respecto a nuestro físico están a la orden del día, como así lo demuestran los aumentos en retoques estéticos o el uso generalizado de filtros en las fotografías. Sin embargo, la belleza física es solo un factor y en muchas ocasiones ni si quiera excesivamente importante, o al menos no tanto como nuestra personalidad o incluso nuestros modales.
¿Puede tu personalidad o tus modales hacerte menos atractivo?
Con esto no se busca lo de agarrarnos al 'se tu mismo, eso es lo único que importa', porque muchas veces, en nuestras actitudes o forma de desenvolvernos, también se juega nuestro atractivo. Un estudio realizado por la Harvard Bussines School, en conjunto con la Universidad de Carolina del Sur en 2017, revelaron que nuestra personalidad y nuestros modales, son puntos clave para que resultemos personas más o menos atractivas.
De esta forma, personas más extrovertidas, que muestran una actitud más abierta o confianza, nos transmitirán de la misma forma estas sensaciones generando una atracción hacia ellas. No hemos descubierto la pólvora con esta afirmación, pero el tema de los modales es algo que tiende a olvidarse, aunque es igual de importante que mostrarse como una persona segura. Ser cordial, respetuoso o incluso la forma en la que nos movemos también impacta en que se nos vea más o menos atractivos.
El 'humblebrag' o la falsa modestia
Pero estos dos elementos no fueron las únicas conclusiones que se desprendieron de este estudio. También hizo su aparición la falsa modestia, como elemento clave para el atractivo que presentamos. Con este término, los investigadores hacían referencia a la actitud que tiene una persona de presumir, quejarse y pretender ser humilde al mismo tiempo. Una actitud, que lejos de lograr el objetivo que pretende, gustar más, genera todo lo contrario.
Así surgió el término 'humblebarg', que se gesta de la combinación de dos palabras en en inglés: 'humble' (humilde) y 'brag' (presumir), algo así como 'presumodestia' en español. El primero en utilizar esta palabra fue el comediante Harris Wittles, para referirse a aquellas celebridades que no dejaban las quejas, pero tampoco de presumir. Según los investigadores, hacer uso de esta actitud lo único que genera es una pérdida de la confianza de los demás, lo que acaba haciendo mella en el atractivo.
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