Crisis en Bielorrusia: Levantamiento popular contra el régimen de Lukashenko

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30/08/2020 - 10:28
Jóvenes manifestándose en Bielorrusia / EL PAÍS

Lectura fácil

Bielorrusia está viviendo la mayor movilización popular desde que el país alcanzó la independencia de la Unión Soviética.

Su presidente, Aleksander Lukashenko, lleva 26 años en su cargo -desde 1994-. La confianza masiva de sus votantes ha ido diluyendo, dando paso a un desencanto desafío popular.

En esta publicación te explicamos qué está pasando en Bielorrusia gracias a un análisis de la cronología que publica Carmen Rengel en huffingtonpost.es

Bielorrusia protagoniza un levantamiento popular que tiene en vilo a la Unión Europea, Rusia, EEUU y China

La corrupción y la pobreza han hecho mella en el país pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la denuncia de fraude en las elecciones del pasado 9 de agosto. 

Decenas de personas fueron arrestadas el miércoles 26 de agosto por las fuerzas del orden durante una jornada más, y ya van dieciocho, de manifestaciones masivas contra el presidente.

Las detenciones se produjeron poco después de que la Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich declarara ante las autoridades tras ser acusada de socavar la seguridad nacional. Alexievich, que es miembro del Consejo de Coordinación creado por la oposición para la transición hacia una verdadera democracia, se negó a responder a las preguntas del investigador y pidió la mediación de Rusia.

El gobierno de Alexander Lukashenko ha venido atravesando su momento más inestable hasta la fecha. Aunque ha asegurado en numerosas ocasiones que jamás toleraría desestabilización, señaló que todos pueden expresar su opinión y aclaró a los “fanáticos de Maidán” que haría todo lo posible para evitarlo.

Su contendiente más notable es Svetlana Tikhanovskaya, quien ha conseguido movilizar a un gran número de simpatizantes en sus actos de las últimas semanas.

Entre sus ofertas está un referéndum para volver a la Constitución de 1994, que establece límites a los mandatos presidenciales. Su esposo Sergei Tikhanovsky es un youtuber que fue arrestado por acusaciones de preparar un golpe de estado y fue retirado de la carrera electoral; ella, que asumió la candidatura, es presentada por The New York Times como la gran nueva esperanza.

Aleksander Lukashenko, ha implementado políticas similares a las de la era soviética

El presidente de Bielorrusia ha implementado políticas como la propiedad estatal de la economía, a pesar de las objeciones de los gobiernos occidentales.

Lukashenko fue aplaudido por 9,5 millones de habitantes que desean la modernización del país, la reducción de las desigualdades o las mejoras sanitarias y educativas. Sin embargo, también ha sido muy denunciado por su autoritarismo ante las dudas de unos comicios democráticos y la represión contra los opositores. 

La crisis económica y el descontento del país comenzó a crecer en 2016. Los disidentes se organizan mejor y comienzan a tener más visibilidad pero en 2019 las elecciones legislativas sirvieron para fortalecer aún más el control del presidente sobre el parlamento. Ningún partido o candidato de la oposición obtuvo un escaño siquier.

Ya entonces se denunciaron fraudes masivos en el voto y se pidió la marcha de Lukashenko.

Bielorrusia es el único país europeo que sigue aplicando la pena de muerte

Este 2020 la confianza en Lukashenko se torna a negro. El Parlamento decide fijar las elecciones presidenciales para el 9 de agosto, en mitad de la crisis de coronavirus.

El coronavirus se cobra 70.645 contagios, 68.925 curados y 646 fallecidos a fecha 24 de agosto en Bielorrusia por una mala gestión del Ejecutivo. Básicamente, no hay gestión.

Lukashenko no ha impuesto controles ni cuarentenas, no ha reforzado el sistema sanitario, ha organizado incluso más eventos y reuniones masivas y ha hecho declaraciones tan impactantes como su sugerencia de ir a la sauna, beber vodka, jugar al hockey y “trabajar duro” para prevenir el contagio.

En junio comenzaron las protestas

La gestión de la emergencia sanitaria agota a los ciudadanos, a ello se suma el enfado por los movimientos para apartar del camino a líderes opositores que podrían hacer sombra al presidente en los comicios. 

Uno de los oponentes, Viktor Babaryko, fue arrestado en junio. El otro, Valery Tsepkalo, huyó a Rusia por temor a perder su libertad.

Entre las candidatas que siguen en pie, tres mujeres que han mantenido el pulso al presidente: Svetlana Tijanovskaya,  Verónika Tsepkalo, extrabajadora de Microsoft, y Maria Kolésnikova, segunda de una formación de Babaryko, su jefa de campaña, convertida en líder por el encierro de su compañero.

Pese a que Tijanóvskaya había congregado a decenas de miles de personas en sus mítines, Lukashenko aseguró que una mujer no puede ser presidenta bielorrusa y ganó los comicios con un 80% de los votos.

"Marcha por la libertad"

Las protestas en Bielorrusia no cesan. Más de 250.000 partidarios de la oposición bielorrusa salieron en la bautizada como “Marcha por la Libertad”. Su reclamación es común: que cese la persecución de los críticos y que Tikhanovskaya sea reconocida como la ganadora de las elecciones presidenciales. 

Durante tres noches, a partir de la noche de las elecciones, la policía reprimió agresivamente manifestaciones mayoritariamente pacíficas con gases lacrimógenos, granadas paralizantes, balas de goma y toletes. El acceso a Internet y el servicio de telefonía móvil se clausuraron en gran medida.

Asimismo se han hecho públicos los pronunciamientos de ONG internacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, lo que claramente se enmarca en la estrategia de golpe blando.

Protestas que no entienden de fronteras

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea procederán a sancionar a un “número importante” de responsables de la represión violenta de las protestas en Bielorrusia. Además, la UE está dispuesta a acompañar una transición democrática en el país.

Actualmente no se reconocen los resultados del 9 de agosto y se piden nuevas elecciones pero, esta vez, con observadores internacionales independientes.

Las protestas y el descontento nacional siguen creciendo

Mientras, en Bielorrusia piden la salida de un dirigente que se eterniza en el poder. Por ahora habrá que esperar. Alexander Lukashenko dice que los manifestantes son marionetas de Occidente y se niega a entablar un diálogo con la oposición que cuestiona su reelección.

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