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Se puede ser negacioncita, indiferente o del que trabaja activamente contra el cambio climático, pero lo que es un hecho más allá de que este exista o no, es la factura económica que este pasa, cada vez con más frecuencia, a los Estados y gobiernos que sufren sus consecuencias. Incendios forestales o inundaciones, son los desastres naturales que mayor impacto tienen en la economía de un país, al afectar gravemente a las infraestructuras, tanto públicas como privadas.
Recuperarse de este tipo de catástrofes tiene un coste económico evidente, que va presionando en las economías nacionales. En este sentido, España es uno de los países de la Unión Europea con mayor riesgo a sufrir este tipo de efectos del cambio climático, según la Comisión Europea, que además lanza datos bastante preocupantes con respecto al incremento de la deuda pública derivada de este tipo de acontecimientos.
El coste del cambio climático en cifras
Quizá hablar de las consecuencias del cambio climático de forma genérica sea menos representativo que plantear el peso de las cifras que va generando. El registro de la Comisión Europea, que se ha realizado entre los años 1980 y 2020, ha lanzado una sentencia clara con respecto a la situación de vulnerabilidad de países como España, Francia e Italia con respecto al incremento de su deuda por los gastos derivados de paliar las catástrofes naturales, así como el riesgo a que puedan sufrirlos con regularidad.
Aunque de momento estos gastos han estado siendo llevaderos para estos países, el empeoramiento del cambio climático en estos últimos años y sus pocas perspectivas a mejorar, ha hecho que el organismo posicione en un 4,5 % del PIB español, como coste fiscal anual de estas catástrofes medioambientales. Lo que inevitablemente acabaría repercutiendo en la capacidad de adquirir y pagar deuda pública a largo plazo. Esto quiere decir, que España puede tener dificultades para encontrar subvenciones en fondos privados o que se tenga que enfrentar a porcentajes de intereses más altos.
Podemos encontrar un ejemplo claro en lo recientemente ocurrido durante los incendios forestales vividos en Zamora. La localidad ha sufrido pérdidas incalculables en cuanto a biodiversidad de flora y fauna, pero también lo ha hecho a nivel económico. Granjas, sembradíos, viviendas e infraestructura pública han sucumbido a las llamas elevando los costes a millones de euros. Si a nivel general, España es percibida como un país propenso a sufrir este tipo de situaciones, su percepción de riesgo a la hora de invertir también aumenta. Por este motivo, es necesario implementar políticas de choque, que no solo actúen ante estas catástrofes, sino que mengüen los efectos del cambio climático.
Transición hacia modelos sostenibles
Ya no podemos frenar el cambio climático, según los expertos, solo podemos reducir sus efectos adversos como catástrofes naturales o falta de alimentos y sequía. En este sentido, las políticas necesarios, y la implicación ciudadana, deben ir dirigidas a la transición hacia modelos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, que nos permitan preservar ecosistemas.
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