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Una investigación publicada en “BMJ Open” señala que la contaminación es un hecho grave que aumenta las probabilidades de que los niños autistas sean ingresados en el hospital. Los investigadores asocian sus efectos a la agresividad, hiperactividad o autolesiones el niño.
Un alto nivel de contaminación aumenta el riesgo de ingreso hospitalario de los niños autistas
La contaminación es un problema grave que se expande por todo el mundo y que necesita de la acción de los seres humanos para reducirlo. Aunque muchas veces no lo creemos, los agentes contaminantes que se encuentran en nuestra atmósfera pueden dar lugar a problemas de salud bastante graves.
De hecho, una investigación de la revista “BMJ Open” ha insistido en que los niños autistas tienen un mayor riesgo de ser ingresados en el hospital debido a la alta contaminación, sobre todo los niños.
La investigación recomienda reducir la exposición de los niños autistas a la contaminación atmosférica para evitar problemas relacionados con este trastorno, como, por ejemplo, la agresividad, la hiperactividad o las autolesiones.
En términos generales, se cree que la exposición a corto plazo de los elementos contaminantes que existen en la atmósfera puede inducir una inflamación sistémica y una neuroinflamación, lo que hace que el riesgo de ingresar en el hospital también aumente.
El sistema nervioso de un niño es más vulnerable a las exposiciones ambientales
Los investigadores quisieron averiguar si la exposición a corto plazo también suponía un riesgo en cuanto al empeoramiento de los síntomas del trastorno del espectro autista (TEA). En los resultados pudieron observar que el sistema nervioso de un niño, que se encuentra en desarrollo, es más vulnerable en cuanto a las exposiciones ambientales, no como el de un adulto.
Para obtener estos datos, los investigadores conocieron los ingresos hospitalarios diarios de niños autistas de entre 5 y 14 años, entre el 2011 y 2015. Los datos que obtuvieron se centraban en los niveles de dióxido de nitrógeno, ozono y partículas finas. En los análisis se demostró que ambos compuestos aumentaban el riesgo de los niños autistas.
También reconocieron que utilizaron los niveles regionales de contaminación atmosférica en lugar de los individuales, lo que hace pensar que los resultados podrían modificarse a través de tratamientos psiquiátricos.
El primer estudio que se centra en las personas con TEA
Este estudio se considera uno de los primeros en relacionar la contaminación con las personas autistas. El objetivo era conocer como afectaba algo tan común en nuestro día a día en personas con enfermedades y trastornos muy concretos.
Tras conocer los resultados, los investigadores insisten en que una reducción de estos elementos malignos del medio ambiente podría ser vital para evitar complicaciones en los síntomas del TEA, así como en la calidad de vida de los pacientes y sus familias y, sobre todo, en la reducción de los costes económicos.
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