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La demencia frontotemporal es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al lóbulo frontal y temporal, que se deterioran de forma progresiva.
Es uno de los tres tipos de demencia más comunes en personas mayores, quedando situada entre tras el Alzheimer y la demencia por cuerpo de Lewy.
Este tipo en concreto puede aparecer a partir de los 45 o 65 años, y hay casos en los que aparece en edades mucho más tempranas.
Demencia frontotemporal: síntomas
La demencia frontotemporal tiene un carácter hereditario, el organismo produce unas sustancias anormales que afectan al cerebro, como los nudos neurofibrilares, células de Pick o proteínas tau. El caso es que se desconoce porque se da la producción de dichas sustancias.
Los síntomas se pueden desarrollar en pocos o muchos años, ya que no hay patrón determinado. El caso es que la demencia frontotemporal cuenta con unas características que las diferencian de los otros tipos:
- Afectan a la personalidad, conducta y lenguaje más que a la memoria y a las funciones motoras.
- Se presentan problemas con el pensamiento abstracto, para prestar atención y recordar lo que se les ha dicho.
- El paciente se orienta pero les cuesta recuperar información.
- Funcionan las funciones motoras.
- Puede aparecer debilidad muscular y atrofia.
Las personas con demencia frontotemporal acaban adoptando comportamientos inusuales, se vuelven impulsivos, pierden las inhibiciones sociales, descuidan los hábitos de higiene, presentan conductas impredecibles y repetitivas, y el interés por el sexo crece de manera notoria.
Por otro lado, se va dando un deterioro progresivo del lenguaje, pues se presentan dificultades para encontrar palabras adecuadas y expresarse, son incapaces de nombrar objetos, nombres de seres queridos.
Les cuesta hablar sin coherencia, comprender o mantener una conversación y sigue aumentando la dificultar para articular palabras, por lo que se va perdiendo el interés por hablar.
El tratamiento de la demencia frontotemporal se dirige para aliviar efectos de los síntomas o retrasar su evolución, pero se tiene que personalizar según el estado de cada paciente.
Esperanza para poder aplicar un nuevo tratamiento
La demencia en general es una enfermedad progresiva, y su evolución, lenta. Solo es curable si se causa por un agente externo como una enfermedad o un tipo de fármaco, por lo que es irreversible.
Al progreso de la enfermedad se le suma el agravamiento de los síntomas, hasta que se desemboca en un enfermo dependente y cuando necesita cuidados totalmente especiales.
Afortunadamente una investigación australiana, descubre que el selenato de sodio ayuda a ralentizar el deterioro cognitivo y el daño neurodegenerativo que causan este tipo de enfermedades.
El análisis demostró que es seguro y se toleró bien por los pacientes con demencia frontotemporal.
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