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Nada se sabe todavía del paradero de Natalia Sánchez Uribe, una mallorquina de 22 años y beneficiaria de una beca Erasmus. Estudiaba en la Escuela de Economía de la Sorbona, la universidad más antigua de París. La última vez que la vieron fue el pasado 1 de mayo en la capital francesa.
Se sentía "seguida" y "observada"
Hasta el momento, la única pista que se tiene es su mochila, que fue encontrada ayer, con su teléfono móvil y su ordenador en el interior. Por su parte, la oficina de relaciones internacionales de la Escuela de Economía de la Sorbona ha enviado un mensaje electrónico a sus compañeros de curso pidiendo que se pongan en contacto en caso de saber algo de la joven.
Desde el día de su desaparición, Natalia no ha vuelto a ponerse en contacto ni con sus familiares ni con sus amigos. De acuerdo con la información difundida por la «Asociación sosdesaparecidos», la joven mide 1,62 metros, lleva el pelo largo, es de complexión media y lleva un piercing en la nariz.
Como publica ABC, la familia de la joven presentó una denuncia ante las autoridades francesas a raíz de la desaparición. La joven mallorquina cursó estudios en la Universidad Autónoma de Barcelona. Cuentan que era tímida y que no terminó de encontrar en París el «ambiente» que esperaba. De hecho, una de sus amigas, sin identificar, declaró a Efe que Natalia decía sentirse «seguida» y «observada». Sin embargo, nadie tuvo muy en cuenta sus testimonio.
Quería volver a España
Su amiga narraba que la joven debía terminaba su estancia en París a finales de este mismo mes de mayo. Deseaba volver pronto a su tierra porque no había logrado hacer amistades en la capital francesa, y se sentía «sola y agobiada». Después de varios meses de soledad, la joven había decidido abandonar el modesto estudio de alquiler donde había vivido una temporada.
Desapareció durante la mudanza
Natalia se encontraba trasladando sus pertenencias al piso de una amiga después de acabar el contrato de su anterior apartamento. Llegó a trasladar dos maletas al nuevo piso y fue a por la tercera maleta. Tenía ganas de instalarse y empezar a preparar sus exámenes finales. Sin embargo, nada más se volvió a saber de ella.
Nadie ha podido ofrecer pistas o información concreta. Las líneas de metro y autobús utilizadas normalmente por la estudiante no son líneas problemáticas. De hecho, la delincuencia en los transportes públicos parisinos solo es más o menos evidente en las zonas periféricas de los suburbios.
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