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Tres organismos de las Naciones Unidas han emitido hoy una dura advertencia: todos los indicios apuntan a que la situación nutricional de los niños, las niñas y las madres de Sudán, país asolado por la guerra, se está deteriorando considerablemente. Las vidas de los niños y niñas sudaneses están en peligro y es necesario tomar medidas urgentes para proteger a toda una generación de la desnutrición, la enfermedad y la muerte.
Un análisis de UNICEF alerta sobre los factores que empeoran la desnutrición infanntil
Un reciente análisis llevado a cabo por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) pone de relieve que las hostilidades en curso están empeorando los factores que contribuyen a la desnutrición infantil. Entre ellos se encuentran la falta de acceso a alimentos nutritivos, agua potable y saneamiento y el aumento del riesgo de enfermedades.
La situación se ha agravado debido al desplazamiento generalizado de la población, ya que un gran número de personas está huyendo de los combates. Sudán se enfrenta a un riesgo cada vez mayor de hambruna inducida por el conflicto que tendrá consecuencias catastróficas, incluida la pérdida de vidas, especialmente entre los niños y niñas de corta edad.
La guerra, que dura ya un año, también está afectando gravemente a la distribución de suministros humanitarios, y ha dejado a innumerables mujeres y niños sin acceso a alimentos vitales y apoyo nutricional. Los organismos han tenido dificultades para suministrar productos nutricionales, ya que la creciente violencia y los procedimientos burocráticos impiden el acceso a las zonas afectadas por el conflicto.
¿Cómo se vive la situación en Sudán?
La desnutrición infantil en Sudán alcanza niveles de emergencia. Se calcula que en Darfur Central esta situación afecta al 15,6 % entre los menores de 5 años, mientras que en el campamento de ZamZam se acerca al 30 %. La situación se ha deteriorado en los últimos meses, y no hay indicios de que vaya a remitir debido a la persistencia del conflicto y a las graves dificultades en el acceso de la ayuda humanitaria.
La desnutrición y la enfermedad se refuerzan mutuamente: los niños y niñas enfermos se desnutren con más facilidad, y los niños y niñas desnutridos enferman con más facilidad y sufren peores consecuencias. Incluso cuando se recuperan, esto puede tener efectos de por vida en el desarrollo físico y cognitivo. Sudán corre el riesgo de perder una generación, lo cual puede tener graves repercusiones para el futuro del país.
Los niveles son especialmente preocupantes entre las embarazadas y las madres lactantes. Por ejemplo, un cribado realizado el mes pasado por Médicos Sin Fronteras en el campamento de ZamZam, en Darfur del Norte, reveló que más del 33 % de las mujeres embarazadas y lactantes estaban desnutridas, lo que indica que probablemente estaban sacrificando sus propias necesidades para alimentar a sus hijos.
Esta situación supone un riesgo increíble no solo para la salud de las madres, sino también para la próxima generación de niños y niñas de Sudán. Hasta el 30 % comienza en el útero, por lo que es probable que los hijos de madres desnutridas ya estén desnutridos.
“La desnutrición no es una crisis puntual. Los niños y niñas desnutridos se enfrentan a toda una vida de problemas de desarrollo y mala salud, y además tienen más probabilidades de morir de enfermedades infecciosas”, ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “El reloj sigue en marcha y las madres y los niños de Sudán están cada vez más cerca de la hambruna. La OMS y sus aliados están trabajando sobre el terreno para prevenir y tratar la desnutrición aguda a fin de salvar vidas preciosas, pero necesitamos un acceso humanitario sostenido y pleno respaldo financiero para poder hacerlo”.
La importancia de acceder a los focos del conflicto
El informe reconoce la existencia de lagunas en los datos debido a las dificultades para acceder a los focos de conflicto. A pesar de ello, los organismos temen que la situación sea ya extremadamente grave y siga deteriorándose. Las lagunas en los datos revelan en sí mismas una falta de acceso humanitario esencial en las zonas más afectadas. Deben utilizarse todas las opciones posibles para llegar a las poblaciones más necesitadas.
En los próximos meses, es muy probable que la situación de los niños, las niñas y las madres de Sudán empeore: en junio comienza la estación de lluvias, que dejará aisladas a las comunidades y aumentará las tasas de enfermedad. Sudán también está entrando en la época de escasez, un periodo entre cosechas en el que tradicionalmente se agotan las reservas de alimentos. Esto es especialmente pertinente este año, pues los informes ya indican que la producción agrícola en 2023 fue inferior a la normal debido a la inseguridad y los desplazamientos.
Los organismos piden un acceso inmediato, sin trabas y permanente a las comunidades que están sufriendo los peores efectos del brutal y prolongado conflicto, por todas las vías posibles de paso y a través de las fronteras con los países vecinos, así como una desescalada de la situación en El Fasher y un alto el fuego en todo el país. También contamos con poder recibir un apoyo renovado y considerable de los donantes. La oportunidad de evitar el peor desenlace se está agotando rápidamente.
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