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Con la llegada del calor, llega también un tiempo extra para relajarse. Los días más largos invitan a disfrutar más del tiempo libre. Todos conocemos las actividades típicas del verano como vestir ligero, escapar a la playa o la montaña y disfrutar de helados. Pero hay aspectos menos destacados, como el aumento del desperdicio de alimentos debido a las altas temperaturas y la humedad, que pueden acelerar su deterioro antes de tiempo.
El verano trae consigo altas temperaturas que ponen en peligro multitud de cosas
Con la llegada del calor, todo parece expandirse: los días se alargan como si el sol quisiera prolongar su visita, y con ello, nuestro tiempo de ocio se amplía. Es como si las horas extras de luz nos animaran a sacar el máximo provecho de cada día, a deleitarnos en actividades que el invierno guarda celosamente.
El verano trae consigo sus clásicos conocidos: la ropa fresca que deja al descubierto la piel, las escapadas a la playa con sus olas incesantes o las montañas que ofrecen un respiro del calor urbano, y por supuesto, los helados que nunca fallan en refrescarnos. Pero también es una época donde ocurren cosas menos notorias para muchos, como el aumento en el desperdicio de alimentos.
Las altas temperaturas y la humedad conspiran en contra de su conservación, haciendo que se malogren más rápido de lo esperado, un recordatorio agridulce de la fragilidad de las cosas bajo el ardiente sol del verano.
¿Cómo podemos evitar el desperdicio de alimentos en esta época?
Evitar el desperdicio de alimentos se vuelve crucial con la llegada del calor. En estos días, el frigorífico se convierte en nuestro mejor aliado para preservar la comida fresca y segura. Maximizar su capacidad implica una organización cuidadosa y conocimiento de cómo mantener los alimentos en óptimas condiciones.
Es fundamental mantener una temperatura interna estable, idealmente a 4°C, para garantizar la conservación adecuada. Colocar los alimentos más sensibles en los estantes inferiores, donde la temperatura es más baja, y los menos perecederos en los estantes superiores, puede ayudar a prolongar su vida útil. Los productos ya abiertos deben estar en la parte frontal como recordatorio de que deben usarse pronto.
Los alimentos menos sensibles, como las bebidas, pueden ir en la puerta, pero ten en cuenta que la temperatura allí fluctúa más al abrir y cerrar el frigorífico. Es esencial utilizar recipientes herméticos para evitar la contaminación cruzada y conservar frutas y verduras frescas en los cajones designados. Esto te ayudará a evitar también el desperdicio de alimentos.
Planificar el menú semanal y ajustar las raciones son estrategias efectivas para evitar el desperdicio de alimentos. Si quedan restos, sé creativo al reutilizarlos en otras comidas para minimizar el desperdicio.
Registrar la fecha de almacenamiento y el contenido de los envases puede ayudar a gestionar mejor lo que hay en el refrigerador y el congelador. Con el tiempo, es importante consumir lo almacenado para dar espacio a nuevos alimentos frescos para evitar el desperdicio de alimentos.
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