Cuando llega el divorcio, la asistencia de un buen abogado es fundamental

Los divorcios y las separaciones son situaciones por las que nadie quiere pasar, pero lamentablemente, suceden con mucha frecuencia. Cuando llegan, lo más recomendable es tratar de cerrar ese ciclo de la mejor manera posible y la ayuda de un buen abogado es esencial para lograrlo.

Las personas, cuando se unen en matrimonio, lo hacen porque decidieron construir una vida juntos, sin la mínima intención de separarse luego; pero lamentablemente, no siempre es así. De hecho, las estadísticas revelan que el 50 % de las parejas que se casan, terminan divorciándose, es así.

Entonces, por mala suerte, la mitad de las personas casadas no llegan con sus parejas hasta el final de sus días y recurren al divorcio para extinguir definitivamente el lazo conyugal. Es una situación que puede sucederle a cualquiera, por una infinidad de razones.

El punto a destacar, es que cuando ya no se puede mantener el matrimonio, hay que buscar la manera de salir del mismo, de la mejor manera posible, y lo más recomendable para hacerlo es con el apoyo de buenos abogados expertos en divorcios, con quienes se podrán buscar las salidas adecuadas.

Los letrados especializados en divorcios son expertos en todo lo relacionado con los procedimientos que deben realizar, qué instrumentos jurídicos utilizar y ante qué instancias proceder. Además, saben gestionar con tacto este tipo de situaciones, en las que habitualmente, no hay un buen ambiente entre los involucrados.

Por otra parte, un buen abogado en divorcios luchará por todos los medios para tratar de llegar a los mejores acuerdos, y que sus defendidos obtengan lo que por ley les corresponda, sin menoscabo de la otra parte. Lo ideal es llegar a convenios satisfactorios para ambos cónyuges.

Tipos de divorcios

Cuando la única salida posible es romper el lazo conyugal, entonces se debe recurrir a un abogado para encontrar la mejor solución legal posible, que lleve a que la disolución del matrimonio se haga en los términos adecuados y resulte en condiciones beneficiosas para ambas partes, y para los hijos, cuando los haya.

Básicamente, hay dos tipos de divorcios, que presentan distintas características, a saber:

• Divorcio de mutuo acuerdo: también conocido como divorcio exprés, por lo rápido del procedimiento. Es el más recomendable, por cuanto con él, todo se hace de manera más rápida y sin complicaciones.

Consiste en el mutuo consentimiento y expresión de voluntades de querer divorciarse, para lo cual, solo se debe redactar un documento resolutorio en el que se establecen las condiciones del divorcio. Es muy importante que este acuerdo sea elaborado con el apoyo de un abogado especialista, para que quede correctamente redactado y cumpla con los mínimos requisitos de ley.

Entre los aspectos que deben quedar plenamente explícitos en el texto, resaltan la distribución de los bienes obtenidos durante la vida marital, guarda y custodia compartida de los hijos menores, y pensión alimentaria para la manutención de estos.

Con el documento redactado, solo hay que ir ante un notario público, para registrarlo y legalizar el divorcio. También se puede hacer en un juzgado, solicitando al juez su dictamen final, para oficializarlo.

• Divorcio contencioso: este es el divorcio del que todos rehúyen, por lo complicado, largo y costoso que puede resultar. Se desarrolla mediante una demanda de divorcio, que cualquiera de las partes puede interponer en el tribunal civil con jurisdicción competente en la materia.

En estos divorcios, cada cónyuge necesita la asistencia legal de un abogado de divorcios, que asesore y represente en el juzgado. La misión del letrado es velar por los derechos de su protegido, para que obtenga del divorcio lo que por ley le corresponda, sin perjuicio de la otra parte.

Al final del proceso, el juez de la causa pronunciará su sentencia y, de acuerdo con los alegatos y las pruebas presentadas, determinará los aspectos relacionados que condicionan la separación legal, entre los que prevalecerán los relacionados con la protección de los hijos menores de edad.