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La migraña es una enfermedad neurológica que se caracteriza por un dolor de cabeza intenso y recurrente, que puede ser pulsátil, en un lado de la cabeza y se acompaña de otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido, entre otros.
Los ataques pueden durar entre cuatro y 72 horas y afectan a millones de personas en todo el mundo.
Existen cuatro etapas típicas en un ataque: la fase previa, conocido como pródromo, la fase de aura, la fase del dolor de cabeza y la fase de recuperación o postdromo.
Diferenciamos cada una de las fases de la migraña
- En la fase previa o pródromo, que puede durar horas o incluso días, se pueden presentar síntomas como cambios de humor, antojos de comida, fatiga y problemas de concentración. Es importante prestar atención a estos síntomas, ya que pueden indicar que se avecina un ataque de migraña y permitir tomar medidas preventivas.
- La fase de aura afecta a aproximadamente el 25 % de las personas que padecen esta enfermedad neurológica y se caracteriza por síntomas neurológicos transitorios como visión borrosa, destellos de luz o entumecimiento en las extremidades. Estos síntomas suelen durar entre 20 y 60 minutos y pueden ser muy molestos e incapacitantes.
- La fase del dolor de cabeza es la fase más intensa y dolorosa de la migraña. El dolor puede ser unilateral y pulsátil, pero también puede afectar a ambos lados de la cabeza. Además, se pueden presentar síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido, entre otros. Los ataques de pueden durar entre cuatro y 72 horas y pueden ser muy incapacitantes.
- La fase de recuperación, también conocida como la fase postdromo, puede durar horas o incluso días y se caracteriza por síntomas como fatiga, problemas de concentración y cambios de humor. Muchas personas se sienten agotadas después de un ataque de migraña y pueden necesitar tiempo para recuperarse.
Factores desencadenantes, tratamiento y prevención
Además de las cuatro etapas típicas de un ataque de migraña, existen algunos factores desencadenantes comunes. Estos incluyen:
- Estrés
- Cambios hormonales
- Falta de sueño
- Ciertos alimentos y bebidas, entre otros.
Es importante identificar los factores desencadenantes y tomar medidas para evitarlos o reducir su impacto.
Por otro lado, existen varias estrategias de tratamiento y prevención para ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de los ataques de migraña. Estos incluyen medicamentos preventivos, terapias alternativas como la acupuntura y la meditación, cambios en el estilo de vida como la práctica regular de ejercicio y una dieta equilibrada, y técnicas de gestión del estrés como la relajación muscular progresiva y la respiración profunda.
Los ataques de migraña pueden ser muy incapacitantes y afectar la calidad de vida de las personas que los padecen. Es importante prestar atención a los síntomas, identificar los factores desencadenantes y buscar tratamiento y prevención adecuados para reducirla.
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