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La guerra en Gaza ha dejado a su paso una devastadora crisis de salud, con estimaciones que indican que entre 7.000 y 8.000 personas han sufrido amputaciones desde el inicio del conflicto el 7 de octubre de 2023, tras los ataques de Hamas.
Según la presidenta de Médicos Sin Fronteras (MSF) España, Paula Gil, alrededor de 1.500 de estas personas requieren nuevas intervenciones para corregir las amputaciones realizadas de manera apresurada y con recursos limitados. En una reciente entrevista, Gil destacó la creciente cantidad de discapacidades resultantes de este conflicto, así como el difícil panorama que enfrenta la población afectada.
Impacto en la salud de los heridos
Aparte de las amputaciones, aproximadamente 90.000 heridos en Gaza no están recibiendo el tratamiento adecuado para sus lesiones. Muchos de estos pacientes sufren quemaduras graves, pérdida de visión y han desarrollado infecciones tras las operaciones.
Esta situación no solo representa un desafío inmediato, sino que también puede conducir a discapacidades a largo plazo. “Si algún día termina este conflicto, tendremos que hacer un esfuerzo enorme para identificar a las personas que sufren discapacidades y prestarles la atención que necesitan”, afirmó Gil.
Además, el sufrimiento no se limita a quienes han sufrido amputaciones. Las personas con enfermedades crónicas, que no reciben el tratamiento necesario, también se encuentran en una situación desesperante. Gil hizo un llamado a las autoridades israelíes para que permitan la evacuación de pacientes con cáncer y aquellos que necesitan diálisis, ya que su salud depende de un acceso continuo a la atención médica.
La salud mental en crisis
La salud mental de la población de Gaza está en un estado crítico. “No hay esperanza”, dijo Gil, destacando cómo el conflicto ha impactado la salud emocional de los ciudadanos, muchos de los cuales enfrentan situaciones extremadamente dolorosas. La falta de medicación y tratamientos continuos contribuye a lo que Gil describe como “pacientes silenciosos y muertes silenciosas”, que podrían resultar de la ausencia de atención médica adecuada.
Las condiciones de vida para las personas con discapacidad son aún más difíciles. La entrada de sillas de ruedas, bastones, prótesis y otros artículos esenciales está severamente restringida, y la situación se ha vuelto insostenible. “La ayuda entra a cuenta gotas”, denunció Gil, y los camiones con suministros básicos siguen atascados en la frontera debido a bloqueos. La clínica de rehabilitación y fisioterapia gestionada por MSF en el norte de Gaza, que ofrecía un alivio necesario, ya no existe, dejando a muchos sin acceso a servicios vitales.
Por si se nos había olvidado, la situación en Gaza tras el estallido de la guerra ha creado una crisis humanitaria sin precedentes, con miles de personas necesitadas de atención médica urgente y una población que se enfrenta a un futuro incierto. Es vital que se tomen medidas inmediatas para aliviar el sufrimiento y garantizar que todos los afectados reciban la atención que tanto necesitan.
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