733 millones de personas padecen hambre, a pesar de la abundante producción de alimentos

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13/01/2025 - 19:30
Mujer con su hijo con hambre

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Cada 16 de octubre, en el Día Mundial de la Alimentación, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos hace reflexionar sobre las desigualdades en el mundo. Este año, a pesar de la abundante producción de alimentos, los especialistas alertan que 733 millones de personas padecen hambre.

El derecho a la alimentación, reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y reafirmado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, constituye un principio clave para asegurar un nivel de vida adecuado. No obstante, a pesar de su largo historial en el marco legal internacional, este derecho sigue siendo un desafío para millones de personas en el mundo.

La paradoja del hambre

Cada 16 de octubre, durante el Día Mundial de la Alimentación, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destaca que, aunque los agricultores producen suficientes alimentos para alimentar a toda la población mundial, 733 millones de personas siguen padeciendo hambre. Entre las principales causas de esta situación se encuentran los conflictos armados, los desastres climáticos recurrentes y la pobreza. Esta realidad es especialmente preocupante, ya que muchas de las personas afectadas por la inseguridad alimentaria son campesinos dedicados a la producción de alimentos, lo que revela una paradoja dolorosa y pone de manifiesto las crecientes desigualdades a nivel global y local.

El derecho a la alimentación

La FAO ha subrayado que la alimentación es una de las necesidades más esenciales del ser humano, después del aire y el agua. El derecho a la alimentación implica que los alimentos no solo deben estar disponibles, sino también ser accesibles, tanto física como económicamente. Esto implica que cada persona debe tener la posibilidad de producir o adquirir los alimentos necesarios. Además, cuando las personas no pueden ejercer este derecho debido a guerras, desastres naturales o situaciones de privación de la libertad, es responsabilidad del Estado proveerles de alimento.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) complementa esta perspectiva, destacando que alimentarse no significa conformarse con cualquier tipo de alimento. Los gobiernos deben asegurar que los alimentos disponibles sean nutritivos, seguros y asequibles. Sin embargo, se estima que 2800 millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable, un dato alarmante que se ve agravado por el aumento de la obesidad en todo el mundo, lo que representa una grave preocupación de salud pública.

Un llamado a solucionar la malnutrición

En el marco del Día Mundial de la Alimentación, Qu Dongyu, director general de la FAO, instó a los gobiernos a comprometerse a construir sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos y sostenibles, capaces de responder a las necesidades de la población. Sin embargo, el primer paso para lograr estos objetivos es garantizar la paz, ya que, como afirmó Dongyu, “no hay seguridad alimentaria sin paz”. La inseguridad alimentaria depende de la disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de los alimentos, y no es posible construir una comunidad pacífica sin abordar el hambre y la malnutrición.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, también destacó la gravedad de la situación, señalando que el hambre y la malnutrición son parte de la realidad diaria de miles de millones de personas. Guterres hizo un llamado a no olvidar a los 733 millones de personas que sufren inseguridad alimentaria debido a conflictos, marginación, cambio climático y crisis económicas. En particular, mencionó el riesgo de hambruna en regiones como Gaza y Sudán, resaltando que la hambruna es un fracaso colectivo de la humanidad.

Transformar los sistemas alimentarios para un futuro sostenible

De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la hambruna se define por una serie de condiciones extremas que afectan a la población de una región específica. La falta de intervención temprana puede causar la pérdida de vidas, lo que hace imprescindible la implementación de medidas preventivas.

A pesar de los retos, Guterres también transmitió un mensaje de esperanza, asegurando que es posible alcanzar el objetivo de “hambre cero”. Para ello, es esencial transformar los sistemas alimentarios con la colaboración de empresas, académicos e instituciones de investigación. Los gobiernos deben trabajar conjuntamente con diversos actores para promover la producción y comercialización de alimentos saludables y nutritivos a precios accesibles.

En este Día Mundial de la Alimentación, resulta fundamental intensificar los esfuerzos para erradicar el hambre y la malnutrición, y defender el derecho a la alimentación como un paso esencial hacia un futuro más justo y sostenible para todos.

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