Johanna, la mujer que hizo de van Gogh un artista eterno

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
19/12/2023 - 16:51
Johanna van Gogh-Bonger

Lectura fácil

Casi dos siglos más tarde de su muerte, que su apellido aparezca en el letrero promocional de una exhibición garantiza el éxito . Cualquier museo intenta presumir hasta de la obra menos relevante con la que cuenta de este artista porque su nombre no pasa desapercibido para casi nadie. Sin embargo, Vincent van Gogh no pudo conocer ni una pizca de este éxito en vida, momento en el que solo pudo vender una obra.

Si el legado de este reconocido pintor ha llegado hasta nuestros días, solo fue gracias al trabajo incansable de Johanna van Gogh-Bonger, la mujer de su inseparable hermano Theo, quien siempre apoyó su carrera artística y era marchante de arte en París. El ímpetu de Jo, como así se hacia llamar Johanna, por dar a conocer la obra de Vincent, se debía más a una forma de honrar a su marido, fiel creyente de la obra de su hermano, y así cumplir con el deseo que este tuvo en vida.

Con un hijo en un brazo y con un van Gogh en el otro

Los hermanos van Gogh eran realmente inseparables, tanto que paso menos de un año entre el fallecimiento de uno con respecto al otro. Theo, el hermano menor, era el que sufragaba los gastos de su hermano Vincent para que este pudiese explotar su arte. Tras conocer a Johanna Bonger decidió que ella sería la mujer que amaría hasta el final, y aunque ella no le correspondía en un principio, sí lo hizo hasta el final, incluso cuando él ya no estaba.

Vincent van Gogh falleció en julio de 1890 sin que prácticamente nadie supiese de su obra. Casi seis meses más tarde, en enero de 1891, su hermano Theo perecía entre la agonía de la sífilis. Es en este momento en el que Johanna, con un hijo pequeño en un brazo y algunas obras de su cuñado en el otro, empezó su labor para dar a conocer la obra de Vincent, a quien había visto en pocas ocasiones y cuya imagen no correspondía con su idea de un hombre enfermo y con problemas mentales.

Ante mí estaba un hombre robusto, de hombros anchos, de color saludable, una mirada alegre en sus ojos y algo muy decidido en su apariencia”, escribió en su diario la joven Jo cuando conoció por primera vez a Vincent. Los primeros años encontró más puertas cerradas que abiertas. Las obras de su cuñado eran tachadas de vulgares y de "cruda violencia", como había explicado Jan Veth, crítico de arte reputado en la época, cuando se encontró con la obra de van Gogh de la mano de Jo.

Conocer al artista para entender su obra

Al ver su dificultad para hacer llegar la obra de su cuñado, Johanna cambió de estrategia. Vincent apreciaba la naturaleza y lo cotidiano, pensando en una obra para un público más genérico y "común". “Ningún resultado de mi trabajo sería más agradable para mí”, escribió Vincent en una carta a su hermano, citando a otro artista, “que el hecho de que los trabajadores comunes y corrientes colgaran los grabados en su habitación o lugar de trabajo”.

Por este motivo, Jo entendió que la única forma en la que el mundo llegaría apreciar el arte de su cuñado era primero dando a conocer el alma de este. Por este motivo, empezó a publicar la correspondencia entre Theo y Vincent en algunos artículos, a la vez que conseguía encontrarle huecos a los cuadros del artista en algunas exposiciones. El trabajo arduo y constante de Johanna empezó a dar sus frutos con algunas ventas y más puertas abiertas.

La exposición más grande jamás realizada

No sería hasta 1905 en el que todo este trabajo de años consolidase finalmente la reputación de Vincent Van Gogh como artista. Johanna había conseguido algo inimaginable en aquel momento: exponer en el Museo Stedelijk de Ámsterdam, el principal escaparate de arte moderno del país y uno de los más importantes hoy en día. Con 484 obras expuestas, esta ha sido la mayor exposición de la historia que se ha hecho del artista.

Añadir nuevo comentario